El encuentro (Parte Final)

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Steven se movía de un lado a otro, se mordía las uñas y de vez en cuando giraba la cabeza para ver el cuerpo inconsciente de Anna descansar en su cama. La culpa no le dejaba la consciencia tranquila.

-Mierda, mierda, Marc esta vez te has pasado. ¿Cómo se te ocurre hacerle eso a una mujer?-. Le preguntó con la ansiedad inundando todo su cuerpo.

-No me culpes a mí, cúlpala a ella. ¡Se metió a husmear en nuestra casa Steven, deberíamos de denunciarla por eso!-. Decía Marc enfadado.

-¡No! ¡Ni hablar, nada de policía! Primero deberíamos de preguntarle qué es lo que quiere y porque vino aquí. Hablaremos esto como personas civilizadas, seguro que tiene una explicación-.

-Si claro, y ya de paso dejamos que nos mate. Eres idiota Steven, dame el control del cuerpo y déjame solucionar esto-.

-Olvídate, voy a solucionar esto yo solo. Seguro que llegamos a un acuerdo-.

-¡¿Normales?! ¡¿Pero tú la has visto Steven?! ¡¿Qué tiene dos malditas alas en la espalda y tu quieres arreglarlo como dos personas normales?!-.

-Ya, lo sé. ¡Y nosotros somos 2 en 1, y tampoco somos muy diferentes!-. Dijo Steven con burla.

-Seguro que tiene alguna identificación en su cartera, mira en sus bolsillos-.

-No voy a mirar nada Marc, y menos cuando ella esta inconsciente. No es apropiado, ¿acaso no conoces el no es no?-.

-Steven, o lo haces tú por las buenas o lo hago yo por las malas y te aseguro que no soy tan cuidadoso como tú. Creo que ya lo has podido comprobar. Así que deja de hacer el ganso y mira en sus malditos bolsillos-.

-Vale, bien. Pero después no quiero saber nada si te golpea-. Steven se acerco a Anna cuidadosamente y observo que todavía seguía inconsciente. Aquello lo ponía realmente nervioso, se sentía mal por husmear en las cosas de ella, pero Marc tenía razón, tenían que saber quién era y descartar opciones.

La observo dormir y pudo apreciar lo hermosa que era. Su largo pelo rubio estaba esparcido por la almohada, tenía unas largas pestañas y unas mejillas muy rosadas y gorditas. A eso le sumaba las alas y si, era un autentico ángel. Uno muy hermoso.

A Steven se le acelero el pulso y pudo notar como sus mejillas se tiñeron de rojo, le empezaron a sudar las manos.

-¡Oh por dios Steven vamos! No me digas que te has enamorado de ella ahora. Si, admito que es muy hermosa, pero no sabemos las intenciones que tiene. Te prohíbo que te enamores de ella hasta que sepamos algo-.

-¡¿Qué?! ¡No eres mi padre, y tengo una vida sabes! Una que está destrozada por tu culpa. Ni siquiera he podido tener una novia. ¡Anda mira, aquí hay una cartera!-. Saco una pequeña cartera de color vino de uno de los bolsillos del traje.

-Cállate y mira de una maldita vez-. Dijo Marc ignorando lo que Steven había dicho por último, porque en el fondo sabía que era verdad y tenía razón.

-Eres insufrible, normal que no tengas novia. Nada, solo hay dinero. ¡Oh! Y un caramelo de menta, nunca se sabe cuando te puede hacer falta uno-.

-¿Qué? ¿Enserio? ¿Nada de nada? Entonces quítale eso de la cara, veamos la cara de esta asalta casas. Ah y te recuerdo que estuve casado-.

-Sí, y te dejó así que no cuenta-. Aquello hizo que Marc lo mirara con el ceño fruncido.

Dudando y lentamente Steven le quito a Anna el cubre bocas, no podía creerse lo que estaba viendo. Era la chica a quien había conocido hoy en el museo, la que había comprado un recuerdo para su madre.

Moon Knigth One-Shot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora