Aseguró la entrada a la cabaña desde fuera, después de haberse cerciorado de que las dos únicas ventanas que poseía el lugar estaban cerradas a cal y canto a base de candados; hecho todo esto se alejó del lugar. Después de retirar el dinero de _______, lo colocó en un botín que guardaría bajo varias llaves en alguna parte de su actual residencia. Sin embargo, apartó algo de dicho dinero para la comida que necesitaba, además de alguna ropa de segunda mano que le compraría a _______; tanteando, pues desconocía su talla exacta.
Y tras varias horas fuera, por fin regresó a la cabaña.
-¡Puta madre! -Se dijo a sí mismo al abrir la puerta. Cerró la susodicha tras de sí, y alzó la mirada para observar a _______ con una radiante sonrisa, tendida sobre el diván, con una botella de fernet en la mano.
-¿Recién llegas y ya estás insultando?
-No me refería a vos, es que... ¿Estás tomada?
-¿Yo? -Preguntó ella, en un fingido tono de sorpresa, al mismo tiempo que emitía una suave carcajada; al hacerlo se echó hacia delante, provocando que la botella de fernet que tenía en la mano cayese al suelo.
Mauro negó con la cabeza, depositando el botín sobre la pequeña mesa; en la otra mano llevaba una caja de pizza, la cual dejó a un lado del botín.
-Apenas me voy una hora y hacés esto. -La reprendió.- Te traje ropa y comida. -Dejó la bolsa de ropa sobre el diván.- No me la contés... Sos peor que una nena chiquita, te tomaste la última botella de fernet que me quedaba, y ni siquiera... -Se detuvo al percatarse de que estaba hablando solo.
La observó tendida en el diván, tenía los ojos cerrados; en un descanso profundo. Bonita. Muy bonita. Quizás sí hubo una razón especial por la que decidió elegirla a ella entre esas cinco mujeres, obviando el factor financiero. Quizás alguien intentaba decirle algo; pero no quería pararse a pensar en eso. La cargó entre sus brazos, tratando de ser lo más delicado posible, para no despertarla. Sus manos se aferraron a los muslos de la fémina, sosteniéndola con firmeza. Caminó hasta la puerta de la habitación; suerte que la joven la había dejado entreabierta, y un pequeño empujón con el pie fue suficiente para poder hacerse paso en su interior. Sus músculos se tensaron cuando tuvo que acostarla sobre las sábanas. Mi última botella de fernet... Pensó, y una pequeña sonrisa se plasmó en su rostro.
-Lo siento... -La escuchó murmurar, mientras abría los ojos lentamente. Mauro se tensó aún más.
-¿Por qué?
-Por beberme tu botella.
-No importa.
-Parecías enfadado.
-Bueno, ahora digo que no importa. -Intentó irse, pero cuando hizo el amago de levantarse, sintió las tibias manos de _______ rodear uno de sus brazos.
-No te vayas. -Le pidió en un murmullo. Mauro la miró a los ojos, sintiéndose incapaz de negarse ante una petición así; se sentía extrañamente bien cuando lo miraba de aquella forma.- Vamos, quédate... -Volvió a murmurar, acariciándole los bíceps. Mauro lo sintió exquisito; observó las pequeñas manos de _______ acariciarle el brazo. Maldición. ¿Cómo conseguía ponerle tan tenso?
-¿Para qué? -Le preguntó, sin querer saber la respuesta; sólo deseaba permanecer ahí mismo, junto a ella.
-No lo sé. -_______ lo empujó hacia ella, provocando que Mauro cayera acostado a su lado, al pillarle desprevenido con aquel movimiento. Las fuerzas se le fueron en aquel instante. De pronto se encontró hechizado por ella, y sus electrizantes caricias.- Tal vez para que me digas tu nombre.
-Pensé que lo sabías. -Dobló los brazos, colocándolos tras su cabeza.- Mauro, Mauro Lombardo.
-¿Y por qué lo de ayer? -Preguntó ella.
-¿Qué cosa?
-Paraste.
-Vos no querías. -Respondió de forma calmada; no valía la pena molestarse de nuevo.
-¿Cómo lo sabes? -_______ se dio la vuelta, cayendo sobre el torso de Mauro. Él descendió la mirada hacia ella, posicionando sus orbes sobre las ajenas. Esta vez sí tenía tantas ganas de hacerla suya. Muchas. Muchísimas. La deseaba con toda su alma. Se relamió los labios. Necesitaba hacer suyo cada centímetro de su boca.
-¿No es así? -Cuestionó él. Con el brazo izquierdo abrazó su cintura por detrás, haciendo que ambos cuerpos se acercaran más. Los pechos de _______ quedaron atrapados contra el torso de Mauro.
-No... -Respondió ella. ¡Joder! ¿Lo decía sólo porque estaba borracha o en verdad lo sentía así?- Mauro... -Una oleada de deseo se apoderó de él cuando la escuchó decir su nombre. La imaginó gritándolo, con la garganta ronca. Mientras gemía. Duro. Al ritmo de sus caderas. Cubierta en sudor. Dándoselo todo. Hasta la última gota de su dulce sexo.- ... Bésame. -Le pidió. Y sí. Mil veces sí. _______ lo estaba volviendo loco.
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𝐄𝐬𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐦𝐨 // Mauro Lombardo y tú.{𝗛𝗢𝗧}
Fanfiction〲 Donde eres secuestrada por Mauro Lombardo (Duki), uno de los mayores criminales del mundo, pero caes presa del síndrome de Estocolmo. ¿Será sólo una ilusión, o amor verdadero? ⸻⸻⸻⸻⸻⸻ ¡Holap! Antes de que comencéis con la historia me gustaría decir...