9.

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No fue necesario pedirlo dos veces. Posicionó sus labios sobre los de ella, suavemente; un pequeño roce tan delicioso y placentero que lo dejó con ganas de más. Delicadamente comenzó a moverlos, marcando un compás lento y profundo, que dio paso a un beso más intenso, donde pudo deleitarse con el exquisito sabor de su lengua. Bésame. Recordó en su cabeza. Cuánto le había gustado oír esas palabras de la preciosa boca de _______, que justo en ese momento estaba besando. Joder. La estaba besando. Apretó sus caderas, _______ cayó aún más sobre su pecho, escalando hasta subir sobre su cuerpo. Tal vez no recordaría nada de esto en unas horas, pero quedaría en sus labios el sabor de lo que en ese momento estaba sucediendo.


-Me gustas... -Murmuró ella, aún entre besos. Mauro se detuvo durante un segundo; una pequeña sonrisa se había hecho paso en sus labios, algo inusual, pues casi nunca nadie lo veía sonreír de verdad.


-Yo no podría gustarte, beba.


-¿Por qué no?


-No me conocés.


-Al menos ya sé tu nombre. -Mauro la apretó contra su cuerpo, haciendo que su rostro volviera a acercarse deseosamente al suyo, uniendo sus labios al momento.


-Me refería a lo demás.


-¿Yo no te gusto?


-No dije eso.


-Pero entonces... ¿Te gusto? -Volvió a preguntar ella, ahora con una pequeña sonrisa al observar lo tenso que el contrario se había puesto de nuevo.


-Estás tomada, linda, si te lo digo no lo recordarás luego.


-Te conviene entonces.


-¿Qué querés que diga exactamente? -Comenzó a acariciarle las caderas, cruzando la curva que había partiendo de su trasero hasta su espalda.


-Que te gusto. -La piel se le erizó al decir esas palabras. No entendía por qué; ni siquiera entendía a donde quería llegar con todo eso.


-Sabés que sí.


-¡Te gusto!


-No, en realidad me gusta hacer esto. -La volvió a apretar contra él con firmeza, agarrándola del trasero. _______ soltó un pequeño gemido al sentir el miembro de Mauro bajo su cuerpo. Duro. Durísimo. Haría que se mojara en cualquier momento.- Y sé que también disfrutás cuando lo hago.


-Puede... -Admitió. No había nada que la hiciera más sincera que el alcohol.- Pero yo me refería a algo más. A que si te gusto... Ya sabes... De verdad. -Ambos se miraron. Tal vez ninguno tenía ni la menor idea de lo que estaba ocurriendo. Ese bonito e interminable momento estaba confundiendo a Mauro como nunca antes.


-Sí. -Le dijo, comiéndosela con la mirada.- Me gustas. -No supo por qué, ni cómo se había atrevido a decirlo en voz alta. No le dio una oportunidad de responder a la joven, no quería, por lo que se inclinó nuevamente, para besar sus labios una vez más. _______ se estremeció por completo, no quería decirlo, pero aquel estaba siendo uno de los mejores besos de su vida.- Me volvés loco, beba.


𝐄𝐬𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐦𝐨 // Mauro Lombardo y tú.{𝗛𝗢𝗧}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora