Nuestro Precioso Hogar (Merodeadores)

𝐗𝐋𝐈. 𝐄𝐥 𝐜𝐮𝐦𝐩𝐥𝐞𝐚𝐧̃𝐨𝐬 𝐧° ❶❻ 𝐝𝐞 𝐉𝐚𝐦𝐞𝐬.

Era un trabajo en conjunto, a James incluso le gustaba decirle que era el trabajo de sus vidas, que en ese fragmento de papel dejarían su verdadero legado.

Sonaba exagerado, Remus, Sirius y Peter, pensaban lo mismo, pero nunca se lo dirían a su amigo para no ser desconsiderados con Él.

Los cuatro invirtieron, durante ese año, todo su tiempo; noches completas en vela solo para merodear por los pasillos con la capa de invisibilidad, y anotar los nuevos pasadizos que encontraban. Dibujaron el mapa, gracias a la habilidades artísticas de Peter, y luego se percataron de que podía ser aún más grandioso, si lograban poner la esencia de casa ser que pasara por el castillo.

La idea fue de James, así que sin pensárselo demasiado, los tres a costas de su amigo, marcaron la fecha límite para poder tener el mapa del merodeador listo; 27 de marzo de 1975, el día en que James cumpliría los 16 años.

Lograron descifrar la manera en la que podían ocultar el mapa del merodeador de cualquier intruso, que quisiera revelarlo sin la frase correcta y, luego de que Remus salvara un libro que la bibliotecaria iba a votar, porque sus páginas se caían del lomo, pudieron encontrar la forma en la que identificara por cuenta propia, si quien lo revisaba era Snape.

Lo de las personas era magia complicadísima, porque no solo querían identificar a las personas en ese momento; debía identificar a las futuras generaciones de estudiantes o profesores que entraran al castillo y, que esto, pudiera ser visible sin estar limitados a una distancia mínima.

Sirius y Remus se leyeron todos los libros con la palabra: "Localizador" o "ubicación" en ellos, Peter cuya madre trabajaba en el ministerio, tuvo la tarea de investigar todo lo que podía de la magia que el ministerio usaba y que les serviría para la fabricación del mapa, reuniendo un par de detalles interesantes.

—Los hechizos que utilizamos quedan grabados en nuestras varitas —contó Peter—, tienen noción de quienes son brujos desde el nacimiento de cada uno; como un registro. En los nacidos de muggles, suele siempre haber algún médico en los hospitales para verificar si el niño tiene magia o no.

—¿Y si el niño nació en su casa? —preguntó Sirius dejando su leche chocolatada encima de la mesa.

—Todas las personas tienen que pasar por el registro civil, donde el árbol genealógico de cada persona delata si tuvo algún antepasado mago o squib, de ser así lo marcan para que, en algún momento demuestre tener magia—explicó Peter, haciendo un pronunciado movimiento con sus manos—, eso es lo que sucede con los nacidos de muggles, por ejemplo, que de alguna forma logran entrar a Hogwarts, cuando solo demostraron ser brujos una que otra vez.

Remus se levantó de repente de su asiento, con una idea incipiente.

—¡Eso es! No va a ser la forma más rápida de hacerlo, pero si la única que se me ocurre —murmuró para sí mismo—, aunque tal vez...

—¿Lunático?

—Pero si abarcamos un radio, eso sería lo más conveniente...

—¡Lunático! —llamó Sirius, recibiendo una mirada cansada por parte de Lupin— ¡Explícate!

—No podemos ponerle un chip a cada persona, pero si que podemos poner una especie de "localizador" en cada una de las entradas al colegio —puntualizó Remus, tomando una hoja de papel para dibujar su idea—, una entrada en la cual la persona que pase por ese lugar, quedé registrada de forma definitiva, y se pueda ver cada paso que dé.

—¡Brillante! —juzgó Peter— ¡Y en las chimeneas con polvos flu, yo podría infiltrarme como rata!

—¡Excelente! Bueno, caballeros deberíamos comenzar, ¿No lo creen?

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Los cumpleaños de Gryffindor siempre resultaban ser la bomba, en realidad, cualquier evento organizado por los merodeadores iba a ser de lo que se hablaría durante las próximas semanas.

En ese entonces, nadie sabía quien eran esos merodeadores que se encargaban de hacer las mejores bromas del siglo, pero si tenían la noción de que debían ser de Gryffindor, porque su objetivo principal era Slytherin, los de Hufflepuff destacaban por su bondad y en Ravenclaw adoraban seguir las normas. El único problema era que nadie sabía quién de las decenas de alumnos de Gryffindor, podían ser.

Cuando James cumplió 16, todos los estudiantes de su mismo año (menos los de Slytherin y unos cuantos de Ravenclaw), parecieron de acuerdo con la decisión de que todo el castillo debía estar enterado del cumpleaños de James. Encantaron cada rincón, poniendo guirnaldas, globos y una pancarta gigantesca, que cubría toda la cabecera de la mesa de los profesores; En la que salía James, mientras encestaba uno increíble gol en su último partido de quidditch.

En el desayuno, almuerzo y cena, le cantaron a James "cumpleaños feliz" y por la noche, decidieron dejar entrar a unos contados estudiantes de otras casa para celebrar el cumpleaños de Potter. Fue un descontrol total; e incluso un estudiante de séptimo había traído un montón de alcohol para emborrachar a todos.

Pero antes de que comenzara la fiesta, los chicos abarcaron a su amigo, quien los miró confundido. Sacaron el mapa y con ojos ilusionados se lo entregaron a James.

—¡Lo terminamos! —exclamó Sirius—, solo tienes que apuntar con tu varita y decir: "juro solamente que mis intenciones no son buenas" para que se abra. —Ante el gesto, poco a poco el mapa fue revelando sus secretos,

—Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta, presentan el mapa del merodeador ¡Es alucinante! —señaló James, abriendo el pergamino, viendo como todos los estudiantes y profesores se movían por el castillo— ¡Lo lograron ¡Se está moviendo!

—La idea fue de Lunático —agregó Sirius, apoyando su brazo sobre los hombros de Remus—, sigo pensando que debiste haber quedado en Ravenclaw.

—El sombrero se debatió entre si ponerme ahí o Gryffindor, pero consideró que en los merodeadores faltaba alguien con sentido común.

James abrazó a cada uno de sus amigos, a punto de llorar, y luego apuntó con su propia varita el pergamino:

—Voy a suponer que tengo que decir: "Travesura realizada" ¿No?

El dibujo comenzó a desvanecerse, y sus amigos miraron el producto final, muy orgullosos de ellos mismos.

—¡Hay que estrenarlo cuanto antes! —sentenció James.

—Primero, hay una fiesta que te está esperando —contestó Peter, siendo los últimos de Gryffindor en entrar a la casa— ¡Feliz cumpleaños!

Toda la casa volvió a cantar cumpleaños feliz, James le entregó el mapa a Lupin para que lo guardara y, todos disfrutaron de los festejos sin límite de la fiesta de James.

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