15. Dylan

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DYLAN17 años

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DYLAN
17 años

Gabriela había cumplido quince apenas hace unos dos meses, casi nos llevamos tres años de diferencia, pero como cumplo en octubre hay cierto periodo de tiempo en el que la diferencia de edad es mínima.

Su fiesta de quince había sido la cosa más inmensa y extravagante qué había presenciado. Baile con ella y morí de celos cuando catorce de sus amigos «¿Cómo carajos tiene tantos amigos?», bailaron con ella.

Ninguno se acercó a la tensión qué tuvimos, ninguno soy yo. Ella solo me quiere a mí «Me lo dijo, muy claro». El año pasado se me declaró o más bien me informo de que yo le gustaba demasiado. Fue el maldito mejor día de mi vida.

Sin embargo, puedo ser el más grande de los imbéciles, pero no soy un asaltador. Simplemente, le dije que la esperaría hasta que fuera lo suficiente madura para estar conmigo. Gabriela me pregunto que si eso significaba qué me gustaba, no le respondí y se volvió alguien insufrible desde entonces.

No me malinterpretes, me encanta esa chica. Pero no se toma bien el no escuchar las palabras que desea. Cuando volví a mi país ella se volvió una reina de las redes sociales. Empezó a subir fotos de ella y su espléndida vida como hija de gente millonaria. Sus fotos no son subidas de tono, pero su rostro es lo suficientemente hermoso como para llamar la atención.

Ya no luce como una niña, se sigue viendo joven, pero parece un poco mayor a su verdadera edad.

Camino hacia el establo de mis caballos en donde está Quennie, la yegua qué me regalaron a los doce años. Es una purasangre de color castaño. Ya es adulta y tiene una agilidad y fuerza increíble. Es básicamente el mejor cabello de nuestro establo, solo tiene competencia por parte de Sølv.

Me pongo mi ropa de montar y cuando estoy listo para ir por Queenie me topo con una linda Gabriela vestida con ropa de equitación. Trae unos pantalones color caqui ajustados y un blazer qué probablemente le presto mi hermana, ya que es azul y no naranja como el que suele usar.

Isabel y yo compartimos el amor por los caballos, así que siempre hemos montado, pero Dean y Gabriela desde los ocho empezaron a recibir clases de equitación. Isabel tiene a su caballo Nápoles y Dean nunca quiso un caballo.

—¿Qué haces aquí? —Le pregunto con diversión y ella camina hacia mí con el casco en uno de sus dedos.

—Quiero montar —Sus ojos brillan con lujuria y podría jurar que no habla de un caballo.

—Vamos, te llevo para que escojas un caballo —ignoro su insinuación y la llevo camino al establo.

—¡Aburrido! —chilla, pero me sigue.

Me encanta esta chica. Siempre es tan lanzada, extrovertida y encantadora.

Llegamos al establo y la dejo escoger un caballo, mientras voy por Queenie. Cuando vuelvo con mi yegua Gabriela me observa expectante.

La Noche De Los Asesinos [Serie Foresthell #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora