CAPÍTULO 5

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No me he olvidado que tengo que terminar esta historia, lo prometo. A pesar de ser bastante corta es compleja y me pone sentimental. Además de que aquí se conocen muchos inicios de otras historias que ya conocemos.

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"PISOTEADA POR LA IMAGEN DE UNA EXTRAÑA"

Mi cuerpo tiembla y siento miedo, tengo el deseo de darme la vuelta y arrepentirme. Pero el solo recordar la forma en la que me toco, como me han pegado y como he sido siempre una carga para ellos, me impulsa a quedarme.

Solo me he atrevido a entrar una vez a la habitación de mamá, tuvo consecuencias fatales para mí en ese momento, pero si tenía suerte el resultado esta vez sería beneficioso y por primera vez podría ver rayos de libertad.

Con cuidado abro la puerta, con miedo, respeto e impotencia. Odio a esta mujer, odio que me haya dejado sola, odio que yo tenga que cargar con el peso de sus propias acciones; no puedo tener seguridad de que ella tuvo una vida feliz o tranquila, en realidad por cómo viven las esposas del resto de la familia puedo deducir que no la tuvo, pero eso no me hace cambiar de opinión. Decidido morir y dejarme a mí para salvarse de los Verdammt.

La odio.

Entrar a esa habitación provoca que un rayo de miedo me recorra la espalda, la incomodidad me pica en la nuca y me cuesta respirar. La brisa furiosa golpea la ventana, es como si me gritara que me fuera, que estoy cometiendo un error. Clavo los pies en el suelo y me obligo a caminar, la habitación sigue de la misma forma en que la recuerdo. Todo es blanco, no hay nada de otro color excepto por el gran cuadro sobre la cama.

Al mirarlo es como si viera un espejo, el rostro de la mujer que es mi madre se ve brillante y ella sonríe de forma cálida. Una mirada y una roja sonrisa que nunca veré en mi propio rostro, verla a ella es como ver otra versión de mí; una versión libre, feliz y con una vida tranquila.

¿Lograré algún día llegar a ese punto?

—Mamá...— las palabras salieron de mí sin siquiera darme cuenta, suenan suplicantes como si dentro de mí tuviera la esperanza de que el cuadro me responda, me dé apoyo y me asegure de que lograré salir de este infierno— mamá —vuelvo a llamarla— ¿Hay otra manera, mamá? ¿Existe otro camino para mí?

La brisa azota con desesperación la ventana.

» ¿Hay otra opción?

El cristal tiembla con fragilidad y escucho las ramas de los árboles golpear contra la casa.

No obtengo alguna respuesta. De forma ingenua miro alrededor de la habitación para ver alguna señal que me grite que me vaya y solo espere otra oportunidad, pero no hay nada. Nada que me obligue a salir, nada que me dé fuerzas para retroceder.

Eso es lo que me obliga continuar, camino con cautela, temiendo que alguien de mi familia pueda encontrarme antes de lograr mi cometido. Con cuidado llego al armario, mis dedos recorrer la madera con suavidad mientras abro la puerta y cierro los ojos al sentir el suave aroma a vainilla. Es viejo, se sienten los años, pero aún está presente.

La tela de los vestidos está tranquila, no hay polvo sobre ella a pesar del tiempo que ha pasado. Los colores pasteles tienen el protagonismo; veo solo unos cuantos colores oscuros que gritan por mi atención, pero paso de ellos. Mi atención recae en una suave tela que juega con mis dedos, es delgada, podría romperse con tanta facilidad que tengo miedo de tocarlo. Me inclino para tomarlo entre mis manos y poder apreciar el vestido por completo.

Sonrío al ver la el color crema del tull y la forma en la que resbala entre mis dedos, las mangas me cubren los brazos a pesar de ser translúcidas y la tela se siente suave contra mis muslos.

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⏰ Última actualización: Jun 24 ⏰

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