El sol brillaba con fuerza, su piel quemaba de una manera lastimera y su paleta se derretía cada vez más rápido. Oh, como aborrecía el verano. El calor de todo tipo se le había tornado desagradable desde hace ya algo de tiempo, aunque siempre había tenido una excepción, y se llamaba Keisuke Baji. La única calidez que podía extrañar con desespero y deseoso de su llegada esperaba cada día, aunque la última vez que experimentó aquella agradable sensación fue hace 4 años. Miró de soslayo aquella foto que colgaba de su pared, poseía una fina capa de polvo, el rubio inquirió que se debía a la desatención que le había brindado (lo cual es una blasfemia), porque todos los días la miraba con una creciente agonía cultivándose en una gran maceta elaborada con abrasiones en su nívea piel, manchando su extremidad con aquel espeso líquido color carmín, el cual con inri y un habla matizón le recordaba que por más que se hiciera daño a sí mismo dejando de comer y pintando abrumadoras y sangrientas "mariposas" (denominadas así fueron las cortadas que constantemente llevaba a cabo sobre su esbelta silueta ahora algo demacrada) Nunca lograría que su amado volviera, por más que triturara su tráquea con incesantes llantos y quemara sus ojos con el más tortuoso sufrimiento. Rezaba todos los días, no creía, pero rezaba, porque ya no tenía otra opción. arraigado a el delgado cuerpo un gran peso sentimental, unidos a sus pulmones miles de gladiolos crecen en aquel ahora dañado órgano, aunque el rubio admitía ya no querer respirar.
Aún recuerda aquel invierno de antaño, el azabache acariciaba dulcemente las rubias hebras pertenecientes a Matsuno, quien gustoso recibía las muestras de afecto y acurrucaba su pequeño cuerpo entre las piernas de Keisuke. Dejaba suaves besos en sus labios, para después depositar algunos en su mentón y dejar uno que otro en su cuello. Keisuke acariciaba con delicadeza su cintura, delineando cada curva que encontraba, mientras el rubio con mansedumbre ronroneaba ante el dulce tacto de aquel hombre que volteaba su mundo de cabeza y se encargaba de nunca dejar que este se quedara quieto un solo instante de su vida, porque, de manera literal, aquel chico de ojos miel era su todo. Ajeno ante toda moral impuesta por la sociedad, Baji emanaba aquella aura de rebeldía que eventualmente los unió. Realmente le agradecía al destino por su encuentro, sin embargo, también deseaba maldecirlo y llorar ante la desgracia al forigar en el amargo y desolador recuerdo aún vívido en su sensible y agonizante sentir. Porque odiaba el calor del verano, pero realmente añoraba volver a sentir esa calidez que alguna vez sintió, todo antes de la estrepitosa partida de su amado. Porque su querido decidió morir por la toman y dejó de lado la opción de vivir para un bien general, ¡y lo entendía! Pero le lastimaba el hecho de que hizo sentir mal a Peke J. Porque el gatito realmente extrañaba la manera en la que lo mimaba y le dedicaba dulces palabras, a la vez que también su notoria falta de presencia hacía mucho más daño con el pasar de los días, semanas, meses, años y no dudaba que también décadas y siglos. Bueno, tal vez Peke J no es el que siente todo ese desorden de pensamientos y emociones que le causó el repentino y melancólico perecimiento de aquella persona que tanto estimó y aún sigue amando, porque siempre le eximirá la culpa de todo ese acontecimiento a aquel azabache que se ganó su corazón, porque además de ganarse aquel órgano indispensable para su cuerpo, también se robó su alma, pensamientos y habla, por consecuente, al llegar su partida, junto a él también se marcharon.
Porque solo en mis momentos más oscuros soy capaz de ver la luz, creo que soy propenso a la ceguera cuando está demasiado luminoso. Este diciembre, recordaré. Quisiera verte cuando lo hago, Dios está consciente de que es así. Estoy bien si tu lo estás. Vivo en un estado de sempiterno aciago. Nuestra casa (siendo incapaz el rubio de percibirla como un hogar) siempre frívola se siente en tu ausencia. Cariño, dejaré que las temporadas cambien mi propio pensamiento. Solo en mis momentos más oscuros quiero verte con tu cabeza bien abierta, ido sin ningún sonido, solo otro olmo blanco que crece al final de la ciudad.
Querido, ¿incluso si supieras que daño mi cuerpo, me seguirías amando? Ni tu madre ni yo supimos como sobrevivir a tu eterno reposo, ella enfermó de manera física ante la abrumadora tristeza, yo enfermé mentalmente, con tus dolorosas palabras ahora convertidas en miles de agujas que pinchan mis sentimientos. Al final de cuentas, si hiciste llorar a tu madre, lo cual prometiste no hacer, aunado a ello, también me hiciste llorar a mi, aunque eso no sea algo que te importe un solo ápice, estar consciente de ello es un tanto doloroso, Disiparé mis penas en un llanto perenne y de manera lastimera renunciaré a tus recuerdos. Eres un estanque y yo soy un océano de lágrimas, porque aquí está algo y aquí nada, tampoco hay una cosa entre medio. Ven a descansar tus huesos a un lado de mi, tose todos tus pensamientos al lado del océano, levantaré cada una de nuestras anclas, entonces podremos perdernos los dos, tu y yo. Escondido debajo de todas mis preocupaciones y dudas, mi corazón huyó junto a ti. Esperando a alguien que lo regrese a casa. Incluso si tratas de esconderlo, una sonrisa nace de tus labios, nunca esperé tener que disculparme con alguien que no fuera yo.
Dime, dime a que te refieres. Dime la verdad o dime que estas atravesando. No me dejes respirar, no me dejes sangrar por alguien que eligió dejarme ser.
Mi corazón huyó junto a ti, esperando a ese alguien que lo lleve a casa.
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𝗧𝗁𝗂𝗌 𝗱𝖾𝖼𝖾𝗆𝖻𝖾𝗋 𝗶 𝘄𝗂𝗅𝗅 𝘁𝗁𝗂𝗇𝗄 𝗼𝖿 𝘆𝗈𝗎; 𝐁𝑎𝑗𝑖𝐟𝑢𝑦𝑢
Fanfiction𝗣orque era verano y sentía su piel que- mar, pero en invierno fácilmente podía so- portar la fuerte calidez que le brindaba su pareja al abrazarlo frente a la longeva chimenea que yacía en su hogar. Lástima que aquellos tiempos llegaron a su me...