SICILIA, ITALIA. | HAYLEY.
Me alejé de la gran mesa a medida que caminaba hacia el baño con los dos escoltas de Masen que me caían como una patada en el estómago. Desde ese día que tuve la obligación de amenazarlos para llamar a Masen no me agradan.
Abrí la puerta del baño y entré mientras la cerraba detrás de mí y les dedicaba una cara seria a mis nuevos escoltas. Por ahora ellos estaban siendo mis guardaespaldas, ya que solo salía de la mansión con Masen, no sabía quién iba a ser mi nuevo escolta si salía sola de la casa.
El interior del cuarto de baño era inmenso, demasiado. Era antiguo, pero tenía algo de dinero nuevo gracias a sus grandes espejos y las ventanas iguales. Había tres secciones, una el lavabo, otro los baños y por último una pequeña sala donde había sofás.
Yo fui directo hacia el lavabo, tenía pensado ver si mi maquillaje estaba corrido y además de eso quería pasar un tiempo a solas, tantos negocios ya me estaban asfixiando.
No me gustaba estar tanto tiempo en un lugar con muchas personas, si estaba acostumbrada a estarlo, pero aun así no me convencía del todo la idea.
No podía decir tampoco que prefería estar en mi casa y no salir, porque eso era mentira, eso me parecía totalmente aburrido. Yo prefería salir a todos lados.
En Inglaterra estaba acostumbrada a salir al menos tres veces por día, pero ahora en Italia no hacía nada, solo estar en la habitación o pasear por la mansión, lo cual era completamente aburrido.
Dos mujeres jóvenes sonrientes entraron y al verme simularon continuar hablando para no dirigirme la palabra, no hice nada, solo las observé mientras estaba al menos un asentimiento de cabeza, pero no llegó.
No tuvieron el privilegio de la educación en sus hogares, al parecer.
Ellas se retiraron rápido sin decir absolutamente nada y yo me quedé allí disfrutando de mi compañía solitaria. Mi batería social se había acabado y no quería verle el rostro a mis dos actuales escoltas, mucho menos a todas esas personas allí fuera.
Me giré hacia el espejo y observé el reflejo hasta que me volví completamente loca y pude notar a un hombre de traje detrás de mí.
Moví mi cabeza hacia atrás y estuve a punto de gritar en busca de mis escoltas, en estos momentos deseaba tener un arma junto a mí. Le plantearía eso a Masen luego de salir de aquí.
Bajé mi mano disimuladamente hacia abajo del lavamanos, esperando encontrar un arma, pero no lo hice, no había ni una maldita cosa. Siempre que convivía con mi mamá había armas por si sucedía algo y las necesitábamos, pero al parecer estos mafiosos tenían la confianza de que no iba a pasar nada.
El hombre levantó sus manos y como su saco negro se movió, pude notar la pequeña arma que se encontraba escondida.
—Hayley, soy Toni, agente especial del C.O.A.D.
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Obsesión Desafortunada ©
RastgeleBetrayals 1 ✔️ Todo una obsesión desafortunada. Lo que todo comienza con una obsesión termina siendo una locura. Él la acecha como nunca antes lo había hecho y ella solo lo observa. Dos almas gemelas pueden encontrarse sin ser realmente conocidos a...