SEIS

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—Kattia, no me voy a poner eso.

—Pero va a venir Dylan.

—Por eso mismo.

Ella bufa y yo la imito. Nos miramos fulminantes la una a la otra y Kattia agarra el vestido que tanto quiere que me ponga.

—Si te lo pones te compro el helado que tanto te gusta.

—¿El de nube? —pregunto emocionada.

Ella asiente pero todavía no me convence.

—El helado y una caja de galletitas saladas.

Me mira un par de segundos más.

—Hecho. —me tiende el vestido y lo agarro de malas maneras.

¿Qué más da ponérmelo? Voy a tener una tarrina de helado de nube y galletas saladas, no hay nada que me deba importar más que eso.

Kattia sale del cuarto para que me  vista.

Vamos a ir a cenar para celebrar que tengo trabajo (como ya os esperareis, ha sido idea de Kattia) lo malo es que Dylan va a venir con nosotros (si, también es idea de Kattia)

Observo el vestido y suspiro antes de empezar a ponérmelo.

Es apretado, de color rojo, muy corto y muy escotado. Y por eso mismo Kattia se ha empeñado en que me lo ponga, ella todavía tiene esperanzas de que yo seduzca a Dylan.

Una vez puesto me miro al espejo. No me queda tan mal ¿No?

Suspiro y me pongo las sandalias. Me vuelvo a mirar al espejo y vuelvo a suspirar.

No sé si esto es buena idea...

Escucho el timbre y tras de eso el grito de Kattia.

—¡Grace, ¿Ya estás lista?!

No me esfuerzo en responderle y salgo de mi habitación para dirigirme a la puerta donde están Carlos, Kattia y... Wow...

Que guapo está el capullo.

Recorro su cuerpo con la mirada varias veces antes de reaccionar y hablar.

—Si que estoy lista.

Empezamos a salir pero no paso por alto la mirada que me lanza Kattia junto a una sonrisa pícara.

Parece que la loca se ha dado cuenta de la miradita que le has echado al ojos mierda.

Eso parece, si.

Salimos a la calle y mientras que Carlos y Dylan van hablando de algo que no sé qué es y la verdad tampoco me importa, Kattia engancha su brazo al mío.

Si, ella no pilla eso de que no me gusta el contacto físico.

—Tienes que ligartelo.

—Que pesada. —bufo y me suelto de su agarre. —Kattia, ese tío no me interesa. Además, se nota que es mayor que yo ¿Cuántos años se supone que tiene?

—No es tan mayor, tiene la edad de tu hermano.

Veintidós. Nos llevamos cuatro años.

Por suerte Kattia decide cambiar de tema y empieza a hablarme de los niños que cuida.

Llegamos al coche de mi hermano y nos montamos en él.

Me hubiera sentido más cómoda si Kattia se hubiera sentado atrás conmigo pero en el fondo, que Dylan vaya a mi lado me alegra un poquito y no sé por qué.

Cómo soy una torpe, empiezo a tener problemas con el simple hecho de ponerme el cinturón.

El coche ya ha arrancado y todavía no he conseguido ponerme el cinturón, por lo que empiezo a alterarme. 

BAILANDO SOBRE EL MAR ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora