Sinceridad (Pt.1)

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¿Era posible querer abrazar a alguien tan fuerte hasta dejarlo sin respiración? ¿Abrazarlo tanto hasta que no haya ni un espacio entre ambos? Sí. Si era posible pero no aplicaba en mi caso. Sebastián disfrutaba de su espacio personal.

Y yo no soy quién para romperlo.

Tuve que controlarme y no querer abrazarlo y decirle lo grandioso que era. No.

Casi me ahogo por la emoción.

Terminé la lámina sonriendo como si me hubieran dado la mejor noticia de mi vida. A cada tanto que escribía, le echaba un vistazo al paquete de pañuelos.

Eres tan ridícula, Jo.

Nada ni nadie me arruinaría la emoción que estaba sintiendo. Y es que, existía la posibilidad de que Edrian hubiera salido a comprar esa cajita, solo para mí. Y por eso no pudo cambiarse.

O quizá todo está en tu mente.

Quizá deberías de tomar un tranquilizante e irte a dormir.

Ay, booh.

Mente positiva. Mente positiva.

Recogí las cosas en un santiamén, y la mesa terminó hasta más limpia de lo que la encontré. Llevé todo a mi cuarto y guardé en lo alto de mi closet la caja de pañuelos.

No la necesitaba en ese instante, pero la guardaría para cuando ese momento llegase.

Eres un buen amigo, Sebastián.

Unos toques suaves en la puerta me sacaron a rastas de mi trance. Era Denisse— Jo, hora de comer.

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El comedor transitaba en una bulla que no tenía ni inicio ni final, y yo me hallaba perdida en el medio. Mis padres charlaban con mis hermanos mientras que degustaba la comida pensando en el día que tuve.

— Nos dieron circulares para ustedes—mi hermano dijo eso pero no estaba concentrada como para distinguir cuál.

— ¿Y eso?—eso si lo dijo mamá.

— Es sobre el viaje de inicio de curso... Cuestión de la élite—aun sin saber cuál gemelo era.

— Josephine no sabíamos de esto.

¡Tierra a Josephine! ¡Se necesita urgente que salga del agujero negro denominado Sebastián Harries!

— Josephine—me llamó papá.

— Nos la dieron hoy, es sobre una reunión para el jueves. Creo que van a decirles a dónde iremos, cómo y con quién... Creo.

Denisse me miró raro — Dijiste creo dos veces... Eso es redundante ¿Se dice así?

—Eso creo ... Digo, lo siento—balbuceé dejando salir una risa.

Ash, como mínimo disimula, Skylar.

— ¿Te encuentras bien, cariño?—le dije que sí a mamá antes de sumirme con profundidad en lo que quedaba de mi cena.

Mis padres irían a la reunión.

¿Había algo más de lo que hablar?

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En el receso, fuimos al jardín a las afueras del comedor. Habían grupos grandes, todo a causa del brillante Sol que se había ausentado por unos días fríos y agrios.

Comíamos en silencio, yo había amanecido así. Silenciosa y con el recuerdo de los pañuelos pegado a una de las paredes de mi cráneo. De camino al colegio me encontré recitando las Valencias de todos los metales de transición, los pesos atómicos de los no metales y nombrando a los tierras raras como si de unos trabalenguas se tratasen.

Queremos que nos quieras, Jo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora