11.

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-¡Me importa una mierda lo que tengas que decirme! Déjame en paz. -Sintió cómo su tono de voz se debilitaba ante la rabia que sentía. No podría contener las lágrimas mucho más tiempo.


-Vaya, vaya... ¿Quién iba a decir que la millonaria _______ __________ tendría ese vocabulario? -Dijo, en tono burlesco.


-Eres realmente insoportable. -Quería llorar, ahora más que nunca. Un inesperado sollozo salió de entre sus labios.- Repugnante. -Y ahí estaba, la primera lágrima traicionera.- Y te odio.


-No llores.


-Te odio muchísimo...


-No me gusta que llores. -Esas palabras salieron tan fugazmente, que _______ ni siquiera pudo escucharlas bien. Alzó la mirada, fijando sus ojos, ahora ligeramente irritados por las lágrimas, en los impropios. Mauro le sostuvo el contacto visual.


-Suéltame, por favor.


-Ya... -Suavemente, cedió ante su petición, retrocediendo un paso. _______ respiró hondo, tratando de desquitar un poco de aquella agonía que le oprimía el pecho. Intentó irse sin decirle nada más, pero Mauro volvió a voltearla para tenerla frente a él una vez más.- No quería hacerte llorar.


-Olvídalo.


-Olvídalo vos primero. -Replicó, terminando por sonreír ligeramente. _______ no pudo evitar sonreír a medias, al contemplar lo espectacularmente guapo que se veía aquel hombre cuando sonreía.- Ahora, ¿me dejás ducharme? O es que querés meterte adentro conmigo.


-No.


-Ok, ok... -La vio salir, menos enfadada que antes, lo cual le hizo sonreír un poco más. _______... _______... Se dijo a sí mismo. Tenía claro que jamás le diría lo que cuando estaba borracha sí le había podido confesar; Me gustas, y cada vez más.


𝐄𝐬𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐦𝐨 // Mauro Lombardo y tú.{𝗛𝗢𝗧}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora