Capítulo 24

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Austin Grace

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Austin Grace

—¡Estás loca, Aurora! —suelto casi en un grito al tiempo que cierro con fuerza la puerta detrás de mí—. Perdóname porque nunca te he faltado al respeto de esta manera, pero te estás saliendo de control y debo detenerte.

Mi madre luce espantada por la repentina forma en la que he entrado a la sala, gritando, diciéndole todo esto.

Parece estar algo confundida por algunos momentos, pero no tardó demasiado en darse cuenta de lo que estaba pasando.

—Tienes que alejarte de ella, Austin —su expresión volver a ser tan impasible como suele serlo siempre, porque claro, a ella poco le importa esta situación, sólo quiere tener todo bajo su control, sin importarle a quién de nosotros va a lastimar en el proceso.

—Ya lo estoy, madre. Te encargaste de eso —mentí, ya que yo no iba a darle la razón de ninguna manera—. Estoy a punto de desposar a la reina, mi fiesta de compromiso es en tres días y mi boda en una semana, ¿¡Qué más lejos esperas que esté!?

—Austin, bájame la voz —demandó la rubia con dureza—. Entiende que estoy haciendo todo lo que puedo por mantener a Claire en el trono, deja de ser egoísta y coopera.

No pude evitar abrir la boca, dejando salir una carcajada cargada de ira pura. No puedo creer que esté tan cegada como para que no note lo que está haciendo.

Por primera vez en mi vida no estoy siendo egoísta. De ese ser el caso, no estuviera tratando de detener este matrimonio. Si realmente estuviera pensando sólo en mí y mis beneficios, quisiera seguir adelante con esto, pues aquello me daría el trono, y teniendo en cuenta que yo soy un Grace, tendría la Corona Matrimonial de manera automática. Sin embargo, yo eso no es lo que busco.

Y claro que entiendo que está haciendo lo posible para mantenernos a salvo, para mantenerla a ella a salvo, pero se está llevando a demasiada gente por delante. Podré ser hipócrita por pensar de esta manera, cuando a mí tampoco me importaría lastimar a personas por proteger a los que me importan, pero ella se está aprovechando demasiado.

Está pasándole por encima a la autoridad de mi hermana para hacer lo que a ella se le da la gana, y eso no sólo es irrespeto, es tración.

—Eres una usurpadora —escupí con asco.

—Mira quién habla —replicó en el mismo tono. Mi madre ladeó la cabeza, mirándome con severidad—. ¿Acaso creíste que nadie se enteraría?

Apreté la mandíbula con demasiada fuerza, sintiendo la impotencia comenzar a invadirme de inmediato, pues sé de lo que está hablando.

Tragué con dificultad, el miedo asentándose en mí.

Sí que lo tiene todo en su control, sí que lo ha planeado bien y si los chicos o yo hacemos algún movimiento en falso, esto será un total desastre.

La Unión {Elementales III}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora