Claire Grace
—Espero que recuerden lo que le pasó a Rafael —la voz de mi mellizo resuena con fuerza dentro de la sala del trono.
Hoy es mi fiesta de compromiso, por lo que tenemos que asegurarnos que la seguridad del castillo sea perfecta. No podemos arriesgarnos a que vuelva a haber otro atentado, mucho menos como el que hubo en el cumpleaños de mi hijo.
Todo tiene que salir muy bien esta noche, eso incluye no tener traidores escabulléndose dentro de mi hogar.
—Rafael fue compañero de turno de algunos de ustedes y fue ejecutado por traición, pues dejó entrar a un arquero que hirió gravemente a nuestra reina —Cassiel me señala, provocando que los hombres con armaduras dirigieran su mirada hasta mí—. Ustedes son más inteligentes que eso, esperamos que también más leales.
—Él era leal —uno de los guardias protesta, con ligera molestia—. No sabía que haría aquello, o lo habría disuadido, prometo que me lo contó cuando lo estaba llevando al coliseo para su ejecución —asegura el hombre, bajando la cabeza, pues siente la mirada dura de mi hermano sobre él—, pero les prometo que él no era un traidor. Majestad, alteza, Rafael necesitaba el dinero para pagar un médico para su hija, ella estaba enferma, aún lo está, pero el doctor era muy caro.
Ladeé la cabeza, algo consternada por la reciente revelación. Me levanté del trono, bajando lentamente los escalones y acercándome a los uniformados.
Ellos me observaban con cautela, interesados por mi respuesta, pues están conscientes de que suelo ser una reina piadosa.
—Creo que no es secreto para nadie que suelo ser bastante bondadosa —comencé, alzando un poco la cabeza, pues el guardia que hace poco había hablado era mucho más alto que yo—. Rafael hacía perfectamente su trabajo, así que si tan sólo hubiera venido a mí y me hubiera contado la situación, no tendría problema alguno en proveerle atención médica a su hija. Yo recompenso a los que son leales.
—Él pidió ayuda, majestad —confirmó el hombre, haciéndome ladear la cabeza en confusión—, pero la reina madre le dijo que si hiciera mejor trabajo, tendría mejor sueldo, negándole su solicitud y por eso aceptó el trato. Su majestad, Rafael sólo quería ayudar a su hija.
La pesada respiración que nos salió a mi mellizo y a mí, fue tan desalentadora que les hizo notar a los hombres frente a nosotros que el príncipe y yo no teníamos ni la más mínima idea de ello.
Cass se giró a verme y por primera vez en los casi seis años que lleva teniendo un vínculo con Julian, veo sus ojos resplandecer en ese tono dorado, el cual sólo indica que está furioso.
Escucho su pregunta en mi cabeza, entonces no dudo ni un segundo para asentir, permitiéndole dar la orden.
—De ahora en adelante, la reina madre queda desautorizada por completo —la voz de Cassiel sonó tan dura como es característico de él cuando se enoja—. Cada que ella les ordene algo, ustedes van a dirigirse a la reina, al canciller, al príncipe Austin o a mí. Primero deben escuchar lo que tenemos para decir antes de acatar cualquier cosa que venga de parte de ella.
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La Unión {Elementales III}
FantastikLos rumores cuentan que después de tan solo un año y ocho meses de gobernar, la reina podría estar considerando la idea de abdicar. No era secreto para nadie en la corte, que su majestad estaba totalmente devastada luego de la muerte del rey, pues s...