¿Qué pasaría? Si un día descubres que hay un mundo igual al tuyo, pero tú no estás ahí y todo lo que tú conoces es completamente diferente.
Pues esto le pasó a Towa, Setsuna y Moroha, pues un día que estaban viajando se encontraron con un chico de a...
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La vida a veces puede ser inesperada y la mayor razón de vivir es por las personas que marcaron tu vida. La pelea entre las princesas hanyō y Kirinmaru se tornaba cada vez más salvaje al punto de desatar las transformaciones de ambas gemelas, sin embargó, en el suelo Jian comenzaba a despertar mirando la batalla para después sentarse y mirar a su alrededor encontrando a Hanae quien seguía desmayada.
- Hanae -
Jian se acercó débilmente para darse cuenta que se encontraba bien y que solo estaba desmayada, suspirando más tranquilo miro nuevamente a aquel Kirinmaru recordando las palabras de su amada madre.
« " Tu padre jamás te podrá hacer daño, porque para el son su mayor tesoro y su mayor orgullo " »
- Madre - susurró.
El invierno era frío y la nieve cubría todo a su alrededor, pero en un pueblo los llantos del nacimiento de un bebé se escuchaban por doquier.
- Es un varón - avisó con felicidad.
En aquella cabaña un partera limpiaba al bebé, mientras aprendices de Sacerdotisa ayudaban a su maestra a sentarse y poder conocer a su bebé.
- Sacerdotisa Midoriko, tome es un saludable varón - dijo sonriendo.
- Gracias -
Midoriko tomo en brazos a su recién nacido hijo que era muy parecido a su padre.
- El padre debe estar muy orgulloso de su hijo - decía.
- Por favor que nadie se entere de esto, este bebé jamás debe ser visto ni mencionado - dijo mirándolas.
- Cómo diga Midoriko-sama -
Los días pasaron así como las estaciones y aquellas mujeres que vieron nacer a aquel pequeño se quedaron calladas y jamás hablaron del pequeño, sin embargó, en el templo dónde Midoriko trabaja en la creación de la Shikon un pequeño niño escondido entre telas miraba a su madre.
- Jian sal de ahí y ven con mamá - dijo.
El pequeño asustado corrió con su madre llegando a abrazarla, pero Midoriko sabía que algo le pasaba.
- ¿Qué sucede Jian? - pregunto mirándolo.
- ¿Por qué no puedo salir como los niños de la aldea? - pregunto aún abrazándola - ¿O por qué papá no está con nosotros? -
Midoriko no sabía que responder, pero sentía el dolor de su hijo.
- No puedes salir porque correrías peligro, sin embargó, ten en cuenta que tu padre te ama y que jamás haría algo para lastimarte - respondió.
