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I wish i could live without youBut you're a part of me

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I wish i could live without you
But you're a part of me...
- telephones by Vacations

Hace unos días Robin y tú habían decidido distanciarse por problemas en la relación. Todo a causa de un malentendido que te había dejado bastante deprimida.
Ese día de lluvia había dicho que pasaría por ti a la salida del instituto, pero cuando te paraste en la salida de la puerta la viste hablar con una chica que la venía persiguiendo hace un tiempo. Tú corazón dolió cuando tu pareja tomó aquél papel con un número escrito en él y saliste corriendo del lugar con los gritos de Buckley tratando de alcanzarte, pero llegaste sola a casa.

Sabías que ella no era así, simplemente habría optado por tomar esa hoja con amabilidad para que la dejase de molestar, pero el dolor era más grande y tus inseguridades solían ganarte antes que los sentimientos. Abriste una pequeña caja en la que guardabas las fotos con la rubia, donde salían tomadas de la mano tiradas sobre el pasto verde o algunas que tú le tomabas de perfil mientras estaba distraída.

Aquél día era como en el que dejaron de hablar, o más bien tú le pediste que no te explicara nada. La lluvia caía con fuerza sobre el techo de madera, en otro momento eso te hubiera parecido relajante pero ahora te daba una sensación de ausencia.
Estabas sola en casa, tu hermano se había empezado a juntar con el grupito de los nerds y casi siempre se la pasaba en el sótano de alguno de los chicos.

— Dios, ¿Quién molesta a esta hora? — te quejaste para ti misma al escuchar los apurados golpes en la puerta. Dejaste todo sobre la mesita de luz y caminaste sin apuro hasta la entrada. — ¿Quién es? —

Estabas siendo algo cruel con quien estuviera allí afuera, pues la tormenta no había cesado desde que comenzó aquella mañana.

— Yo... Robin, ¿Puedes abrirme? — tu mano se presionó con fuerza sobre la perilla de la puerta, tu respiración se había comenzado a agitar un poco en cuanto escuchaste su voz y no sabías qué hacer exactamente. — Creo que quedarme bajo la lluvia mucho más tiempo sería perjudicial para mi salud.—

Escuchaste la risa tonta que no pudo contener la más alta y pronto estuvieron cara a cara. Su cabello apegado a su rostro por lo empapada que estaba, su ropa era todo un desastre y sus labios parecían temblar. Inmediatamente la tomaste del antebrazo y la hiciste pasar a la sala alcanzando alguna toalla para que pudiera taparse.

— ¿Qué haces aquí? No puedes salir con cómo está el día, estás loca. — Cuando la miraste esta solo levantaba sus hombros como un niño pequeño cuando es regañado, no podías con ella.

Se quedaron en un silencio algo incómodo mientras la observabas mirar al suelo, como si tuviera algo para decirte y no le salía. Usualmente Robin no era muy buena con las palabras y decía todo de manera espontánea, en situaciones como esta nunca la habías visto tan seria.

— No quise venir a molestar sólo... No puedo estar sin ti.— ésas palabras te llegaron como un golpe al corazón, te estaba tomando en tu momento más débil. — Y lo que pasó la otra vez, quise darte tu espacio pero sabes que jamás haría algo como eso. No soy así, yo no quiero perderte.—

Notabas sus dedos jugar entre sí mientras buscaba las palabras para seguir expresandose, pero fue suficiente para ti. Te agachaste hasta su altura, ya que estaba sentada o de lo contrario tendrías que ponerte de puntillas, y apoyaste tus palmas en sus mejillas. Sus grandes ojos azules se profundizaron en tu mirada haciéndote sentir una electricidad por todo el cuerpo.
Entonces viste una lágrima caer por su mejilla, nunca antes la habías visto llorar.

— Robin, n-no hace falta.— la contuviste entre tus brazos sintiendo las lágrimas mojar el espacio entre tu cuello y sus largos brazos aferrandose a ti. — Fui una estúpida al pedirte que te alejes de mi cuando lo único que necesito para estar bien es que estés cerca mío.—

Hizo que te arrimaras hacia ella para buscar refugio entre tus brazos y no se lo negaste. Era doloroso ver a Robin de esa manera, más sabiendo que tú le habías causado esa molestia hasta hacerla sentir culpable.

Estuvieron juntas unos minutos así, sin decir ni una sola palabra, tan solo hundiéndose en el familiar aroma de la otra y ese calor que sólo ustedes podían darse. Ella alejó un poco tu rostro con sus manos y te miró, haciendo que notaras sus ojos un poco hinchados.

— ¿Hacemos chocolate caliente? — Sonrió haciéndote saber que todo estaba bien, que ustedes estaban bien.

— Claro que sí, novia.

- Robin Buckley • 𝗼𝗻𝗲 𝘀𝗵𝗼𝘁𝘀 𝆬   ׅDonde viven las historias. Descúbrelo ahora