𝑆𝑖𝑙𝑒𝑛𝑡 𝐵𝑢𝑟𝑠𝑡 | °Jaesahi°

🦁68🐱

En aquel departamento, el sonido parecía ensordecedor. El caminar de Hyunsuk, la respiración pausada de Yoshinori, Junkyu intentando consolar con su silencio, y Jihoon observando todo mientras esperaba que Watanabe saliera de la habitación de Jaehyuk. También estaba aquel chico que parecía no entender la situación, solo miraba preocupado a su hermano y este asentía, las conversaciones con gesto solo eran entendibles entre gente cercana. Ninguno era lo suficiente cercano al parecer. Al menos Jihoon sabía que estaba allí a la espera de su golpiza.

—Hyunsuk, para, me vas a marear —pidió el japonés.

—Es que no puedo, Yoshi, ¿Qué le vamos a decir? Llegará en cualquier momento... No puedo decirle por teléfono que Asahi está mal.

—Jaehyuk va a llegar mañana, Hyunsuk, se fue al campo para ver a sus abuelos. Te lo digo, no creo que tengamos que decirle. Su amigo lo está cuidando —siguió el rubio refiriéndose al pequeño amigo de Asahi que permanecía dentro de la habitación con el menor.

Se escuchó la puerta cerrarse y todos los presentes en la sala se giraron a ver el estado de Haruto, mas este caminaba con las manos hechas puños y su rostro enrojecido de lo que sonaba a furia. Su objetivo era obvio, Park Jihoon esperaba con el rostro en alto aquel golpe, y ni el dolor en su mejilla podía compararse con el que Asahi había tenido que pasar hace unas horas. Cada gota de saliva que Watanabe derramaba en él a la vez que le gritaba la mierda que era, todas y cada una de ellas, las tenía bien merecidas. Ni siquiera contó los golpes, solo sabe que pararon cuando Hyunsuk intervino y el sabor de su sangre se cansó de invadir su boca.

—Basta, todos tuvimos la culpa —intentó calmar el mayor, pero el morocho estaba demasiado alterado como para no querer intentar atacar a Jihoon de nuevo. Sin embargo, se contuvo.

—A penas Asahi esté bien, te haré mierda... Lo juro por mi vida, te haré mierda, Park Jihoon.

—Espero que lo hagas...—susurró el agredido.

—Bien ¿Pero ¿qué harán con él? No puede quedarse aquí, tiene dieciséis años y sus padres deben de estar preocupado ¿Siquiera les dijeron lo que sucedió? —Junkyu preguntó apoyando sus brazos sobre la mesa.

—Les dije que estaba conmigo —explicó Haruto —Y le marqué a Christopher, su doctor, hace unos minutos... ¿Saben algo de Yoon?

—Disculpen, pero ¿Quién es este chico y por qué está herido? —Junghwan, quien nunca se había atrevido a alzar la voz, preguntó preocupado. Pues el estado en el que había visto al pequeño no se comparaba con nada en absoluto y él, se podría decir, que había visto demasiada violencia en su vida.

—Es algo así como la pareja de Jaehyuk —contestó sin darle muchas vueltas al asunto. Junghwan tardó en analizar la respuesta y cuando al fin cayó, solo pudo suspirar y bajar la vista apenado. Su primer flechazo y ya había sido rechazado por...

—Pero tiene dieciséis años ¿No es ilegal? —quiso saber. De todas formas, nadie le respondió, y la duda, de alguna manera, se esfumó contando aquel silencio como una afirmación.

Más allá de las dudas, las explicaciones y muchas incógnitas que abarcaban un mismo tema con un único involucrado, estaba la habitación de Jaehyuk. En aquel oscuro cuarto se hallaba escondido entre el perfume del pelinegro y su persona, Asahi, asustado con la vida. Le aterraba escapar, estaba allí rodeado de personas que querían ayudarlo, que lo querían sano, pero no era suficiente. Nada era suficiente, y todo parecía ser azul, ese azul que daba miedo, ese que no brillaba y jamás alcanzaría a darle la paz que a algunos sí llegaba. Un enorme y sucio camión había acabado con las flores dentro suyo, su vida era interesantemente la nada misma. Él era la nada, y no sabría si algún día llegaría a dejar crecer una nueva flor. ¿Para qué? Los camiones pasaban seguidos, los estallidos del mundo hablaban y no precisamente por él.