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Era imparable, podían verlo caminar de lado a lado y pensar en miles de casos, podían ver el caos en sus ojos, en cada respiración era notable su aturdimiento, su pérdida de control, todo en él estaba perdido. ¿Y cómo culparlo? Jaehyuk no traía el corazón roto, traía el alma y la desesperación rota. A veces miraba al chico de una esquina que se recostaba alerta en la pared y que intentaba esquivar cualquier responsabilidad. A veces creían que no tendría compasión con Jihoon, otras, con Hyunsuk.

¿Qué pasaría por su mente cuando se quedaba quieto y admiraba el cuarto?

Christopher les había dicho que debían de hablar con la familia Hamada, que daría todo por él para la penalidad que debían recibir los abusadores de Asahi. Mas hablaba ocultándose del pelinegro de gran altura, pues no confiaba que sus impulsos estuvieran bien controlados en aquellos momentos.

El estado de Jaehyuk daba miedo, porque se esperaba todo y nunca era sabido en qué momento es que el caos dentro de sus paredes internas escaparía. Yoshinori se mantenía cerca de su amigo, cuidándolo y entregando el suficiente cariño para estabilizarlo; aun así, no era suficiente. Haruto custodiaba la habitación del menor a pedido de Christopher, y los demás solo estaban allí esperando que el tiempo siguiera pasando y, de alguna forma, que todo de una vez acabara.

Y la duda del qué pasaría luego se mantenía vigente. Ninguno estaba seguro de cómo alguien como Asahi podría sobrellevar la situación. Un trauma como aquel era un tanto difícil de olvidar y dejar como una mancha del pasado. ¿Qué más esperaban? Asahi tenía que recuperarse, pero había más personas afectadas dentro del dilema. Existían millones de consecuencia, y la más probable estaba ocurriendo en el momento; para Asahi, el tacto de cualquier persona (incluso el de Jaehyuk y Haruto) era un recuerdo frío de aquel momento donde manos ajenas estuvieron encima suyo. Si tan solo fuera papel, mojarse y esperar que la tinta se borrara; no importaba que quedara arrugado, roto e inservible, porque al menos la tinta ya no estaría.

—Jaehyuk, para de dar vueltas. Tenemos que hablar —habló con calma el mayor del departamento.

—¿Sobre qué? —preguntó el pelinegro persiguiendo la figura mayor a la habitación que vendría a ser la de Junkyu —¿Es sobre Asahi?

—No —espetó —. Es sobre ti. Tú tienes un problema, Jaehyuk.

¿De qué hablaba? ¿Por qué intentaba ayudarlo a él teniendo a Asahi en peor estado a metros?

—Estoy bien.

—Jaehyuk, para... No estás bien, no te ves nada bien. No tienes que mentirme, sé que puede ser duro; sé que debes de estar pasando por un terrible momento, pero, por favor, deja que te ayude. Asahi te está afectando de una manera preocupante, pareces aferrado a su dolor-

—No lo hagas, no digas lo obvio, lo que intenté hacer hace días. No puedo, Christopher, no puedo solo alejarme y planear una vida sin él. Aunque lo intente, vivo pensando en él en cada noche, cada día, cada vez que me encuentro con la cabeza vacía. Y lo peor viene luego, cuando me mantengo ocupado más tiempo de lo requerido para no pensar en él... Su voz, su rostro, su cuerpo, todo se mezcla con lo que intentó usar para olvidar. No me pidas que me aleje, porque volveré sin siquiera quererlo realmente.

—No puedo pedirte que te alejes; Asahi no te hace mal, Jaehyuk. Amar a alguien nunca te haría daño. Los obstáculos por los que deben pasar para ser felices sí les hará mal. Mantente cerca de él, ambos se necesitan más que nunca —murmuró Christopher notando que el chico frente a él, por más que no lo conociera lo suficiente, tenía demasiados problemas para su corta edad. Jaehyuk no respondió al segundo, su rostro apagado mostró una ligera sonrisa que jamás llegaría a tocar el pequeño fragmento de lo que era reconocido como alegría.

𝑆𝑖𝑙𝑒𝑛𝑡 𝐵𝑢𝑟𝑠𝑡 | °Jaesahi° Donde viven las historias. Descúbrelo ahora