SICILIA, ITALIA. | MASEN.
Eran las tres de la mañana y yo continuaba con los ojos abiertos en el carro. Luego de que Hayley había intentado escapar y que sucedieran muchas cosas a la vez como que protegiera al puto agente que la había ayudado, la agarré y me la llevé lejos de la fiesta sin decirle adiós a absolutamente nadie, solo le envié unos mensajes a Alessandro y a mi padre para decirles que quedaban a cargo de todo.
Hayley estaba a mi lado sentada mientras observaba la carretera oscura por la que estábamos pasando, por ahora no era más principessa porque estaba enfadado.
Me sentía como un maldito idiota, mucho más al momento en el que confié en que ella no iba a intentar escapar, lo que tuve que haber hecho fue acompañarla al cuarto de baño y quedarme con ella todo el tiempo.
Pero no, yo pensaba que podía confiar en ella, pero al parecer les tenía hasta más confianza a mis enemigos que a mi mujer.
Estábamos de camino a la mansión Bella Italia, pero le había ordenado al chófer que manejara por el camino más largo para así tener tiempo con mi principessa.
—¿Estás enojado?
Chisté y alejé mi vista de ella poniéndola ahora sobre la ventana. Hayley agarró mi brazo y comenzó a pellizcarlo en busca de mi atención.
—Mase, ¿estás enojado?
—¿Te parece que estoy enojado?
Alzó las cejas y asintió mientras no alejaba su mirada de mí. Al parecer mi pequeña principessa había comenzado a preocuparse por mí.
—¿Vas a continuar ignorándome?
Sí, esa era la idea, pensé. Tenía muchas emociones en estos momentos, estaba enfadado por su intento de escapar, me sentía feliz por haberla escuchado, llamarme Mase, también estaba enojado porque había salvado al puto agente que la ayudó a intentar escapar.
Si ella no hubiese usado manipulación, ese hombre estaría muerto, primero por tocarla, quién carajos se creía para tocar a mi mujer y aún más para intentar sacarla de Italia.
Apreté mis puños y continué con la mirada en la carretera, el carro ya estaba a unos metros de la mansión, ya que ahora se veía mucha luz que venía de mi casa.
Cuando el chófer aparcó el carro salí y caminé toda la vuelta para abrirle la puerta. Podría estar enojado, triste o como sea, pero siempre la trataría como la reina que era.
—Gracias, Mase.
Asentí y agarré su mano mientras la guiaba hasta la entrada de la mansión, Nigeriano ya había llegado y se encontraba en la cocina junto con Ana que esta noche se quedaría en la casa porque no quería ir a pasar la noche en su hogar.
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Obsesión Desafortunada ©
De TodoBetrayals 1 ✔️ Todo una obsesión desafortunada. Lo que todo comienza con una obsesión termina siendo una locura. Él la acecha como nunca antes lo había hecho y ella solo lo observa. Dos almas gemelas pueden encontrarse sin ser realmente conocidos a...