𝐄𝐬𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐦𝐨 // Mauro Lombardo y tú.｛𝗛𝗢𝗧｝

22.

Mauro abrió con delicadeza sus labios, dejando que el acogedor aliento de _______ se adentrase en su boca. No tardó en profundizar el beso, acción que la joven imitó, mientras se acurrucaba aún más contra Mauro, al apretar los brazos que rodeaban sus hombros.

-Sabía que serías vos quien no cumpliría el trato. -Murmuró él sobre sus labios, esbozando una bonita sonrisa después.

-Tenía ganas de besarte. -Admitió ella. A Mauro le dio un pequeño vuelco el corazón. En ese momento, ninguno de los dos sentía la necesidad de follar, o ir más allá de los roces que estaban teniendo. De hecho, esas ganas habían desaparecido. Lo único que él deseaba era sentir sus jugosos labios contra los propios, disfrutar del sabor que le brindaban.- ¿Puedo...? -Murmuró ella, rozando sus labios con los del hombre como insinuación de lo que quería.

-Sabés que sí. -Afirmó él, alzando una de las manos que tenía sobre su cintura, para colocarla tras la nuca de la joven; queriendo darle incentivo para que pudiera besarlo más intensamente. Se separó levemente unos segundos.- Podés besarme las veces que quieras, beba.

_______ emitió una leve carcajada; una risa pequeña, de felicidad, de simple ternura... Mierda... Ese momento parecía el típico que compartían dos críos enamorados, algo que ellos dos... ¿No eran?

-Metámonos juntos. -Le dijo él, volviendo a sonreír; _______ sintió que estaba ante la sonrisa más bonita del mundo. Sí, siempre la había tenido, pero era ahora cuando empezaba a darse cuenta de lo realmente hermosa que se le antojaba.

-Está muy fría. -Ahora fue _______ quien rozó suavemente sus labios sobre los de Mauro, sin llegar a besarlos.

-Dale, no hay de otra. -Respondió él, haciendo retroceder suavemente a _______ hasta el flujo de agua. Ella trató de resistirse, por lo que Mauro optó por rodear del todo su cintura con ambos brazos, y alzarla en el aire para que se metiesen bajo el agua juntos.

_______ entreabrió los labios. Joder, el agua estaba congelada; sentía que el frío la calaba hasta los huesos. Él también sintió un gran escalofrío recorrerle de pies a cabeza cuando su piel entró en contacto con el flujo, pero se aguantó dicha sensación para sí mismo, para que _______ no lo notara. El agua caía sobre los dos, y a pesar de que estuviera fría, poco a poco comenzó a crecer un ligero calor entre los dos; uno que los mantenía unidos, que hacía que ese momento fuera jodidamente increíble. Mauro descendió la mirada, las gotas de agua caían con fuerza sobre el cuerpo de _______, por lo que podía ver borrosamente sus manos en medio del agua. Intentó tomarlas, comenzando por brindar caricias en su brazo. _______ sintió un cosquilleo en el estómago, Mauro estaba buscando sus manos, y cuando por fin las encontró, las entrelazó con las suyas.

-Mirá, ya no hace tanto frío. -Pronunció él, mientras sus dedos se tocaban. _______ negó con la cabeza ante su comentario.- Al menos para mí no.

-Para mí tampoco.

-Piola. -Murmuró él, sonriéndole, provocando que _______ también lo hiciese. Mientras, sus manos se tocaban y entrelazaban bajo el calor de sus cuerpos. No dependía de ninguno de los dos lo que pasara después de aquello. El momento era perfecto.

No pudo aguantarse más, ni tampoco quiso, por lo que la besó. Los labios de _______ estaban congelados, aún no podía comprender cómo estaba aguantando tanto tiempo bajo aquel agua helada; aunque supuso que ambos tenían la misma razón para aguantar aquello. Entreabrió los labios, introduciendo su lengua, tibia y acogedora, en la boca de la joven. Por fin sentía más calidez. Poco a poco fueron alejándose del agua, agradeciendo el abandono de su frialdad, pero sin atreverse a dejar de besar al otro. Ya no había una explicación racional para lo que estaba pasando en ese momento. Cualquier persona que los estuviera viendo, pensaría y afirmaría que no se trataba de un simple criminal y su secuestrada, sino de una relación mucho más fuerte que aquella.