DIEZ

20 4 1
                                    

¿Qué?

¿Qué?

—¿Qué? —pregunto.

—¿Qué? —pregunta él también, soltando mi mano con delicadeza.

—¿Qué has di-dicho?

—Yo nada.

—No, si que has dicho algo.

—No, yo no he dicho nada.

—Que si. Yo te he escuchado.

—Ah, y entonces ¿Qué he dicho?

Alzo una ceja. En un impulso poso mis manos en ambas de sus mejillas y lo acerco a mi hasta que sus labios chocan con los míos.

Los dejo así. Sin moverlos. Y él parece que se ha quedado un poco en shock porque se queda tieso, sin mover ni un dedo.

Me separo de sus labios y cuando abro los ojos me encuentro con que sigue con los ojos cerrados y los labios en morritos.

Me río y eso lo hace reaccionar.

—Eh... Ha... Tú... Yo... —balbucea.

—Bueno, yo me voy.

Lo empujo ligeramente para que me dé espacio y el lo pilla y se aparta. Salgo de la piscina y voy a por mi ropa.

Me la pongo sin importarme que estoy empapada y lo miro. Aún está ahí, en la piscina mirándome, pasmado.

—Adiós. —me despido con una sonrisa.

Me sonríe pero no me contesta. Salgo de ahí y me voy a casa.

(...)

¿Debería haberlo besado? Mierda, seguro que me he pasado. Seguro... Joder, seguro que era una broma lo de besarme. Es que soy tonta, por Dios.

Intento callar a mi cabeza y lograr dormirme, pero eso siempre ha sido demasiado difícil.

Decido levantarme, ya que me estoy empezando a agobiar con tantos pensamientos.

Voy a la cocina y me sirvo un vaso de agua, me lo tomo y me quedo ahí, apoyada en la encimera, pensando.

Me gustaría llamarlo. Pero en ese caso ¿Qué le voy a decir? De todas forma ¿Qué más da lo que le diría? No puedo llamarlo, porque no tengo su número.

Suspiro y me paso las manos por la cara con frustración. Vuelvo a mi habitación y veo que mi teléfono se ilumina con un mensaje justo en ese momento. Frunzo el ceño.

Abro el mensaje que es de un número desconocido.

Número desconocido

¿Despierta a estas horas?
(1:23)

Un escalofrío atraviesa mi cuerpo. ¿Quién será? El hecho de que un desconocido me hable a estas horas de la noche y más lo que me dice me provoca un poco de miedete.

Pasan varios minutos en los que solo Leo una y otra vez el mensaje, mordiendome el labio sin saber que hacer; si ignorarlo o contestarle.

Trago saliva y decido salir de dudas.

Perdón pero ¿Quién
eres?
(1:29)

Oh, supongo que
no me tienes registrado
(1:30)

Soy Dylan
(1:30)

Pues Dylan, me cago
en tu vida
(1:31)

BAILANDO SOBRE EL MAR ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora