La maldición de Rose.[The Movie]

Capítulo 10: Agente Roca en acción.

El viaje del agente Roca comenzó sin ningún atraso, todo marchaba bien, primero tenía que dirigirse a Afganistán, dónde un antiguo agente quien conocía a Eggman se encontraba ahí. Él le daría la clave para entrar en dónde se encontraba el proyecto Shadow, por qué obviamente no podía entrar así no más, la seguridad era extrema apesar de que era un caso hace años abandonado, Eggman solo dejo la investigación inconclusa por qué el espécimen que había creado era un tanto distinto a lo esperado. No era una falla, pero no era una representación exacta de esos erizos. Por eso fue tras de Sonic, quien si era un espécimen completamente real, se llevó una gran sorpresa cuando supo sobre él. Y más cuando lo vio por primera vez, tal vez con Sonic su invento podía volver a surgir y el proyecto Shadow podría dar un inicio nuevo. Algo que lo motivo a capturarlo, por qué sin duda lo que más atraía a Eggman era el conocimiento, el poder ilimitado y sobre todo, un café espumoso con leche de cabra.

Agente Roca conocía bien a su señor, pero está vez él trataría de ayudarle o seguir sus pasos, pero nunca de los nunca trataría de sustituirlo. Si es que Eggman en verdad estaba muerto, el agente Roca estaba en todo su derecho de vengarse usando a Shadow, incluso podía usar las tácticas de manipulación que aprendió de su querido doctor.

—Ay, Doctor, no sabe cuánto lo extraño. Cuando pensé que por fin volvería a mis brazos, otra vez me alejan de usted.—pronuncio agente Roca con melancolía.

—¿Problemas del corazón, bombón?—tal vez fue coincidencia o pura maldades del destino, pero Rachel y Maddie estaban en el mismo lugar donde se encontraba el agente Roca, en un cafecito de una ciudad un poco alejada de Green Hill's, se demoraba en llegar unas 3 horas como mínimo. Ahí estaba Roca, tomando un café en la barra, lamentando sus penas, para luego en ese mismo día tomar un vuelo hacia Afganistán.

—Lamentablemente... así es.—respondio el agente Roca soltando un suspiro.

Rachel alzo una ceja.

—No, no, nene. Sin importar por quien llores debes... ¡Tener la actitud de diva a tope, cielo!—grito Rachel con una sonrisa.

—Tiene razón, pero el humor que tengo ahora no me lo permite.—informo el agente bien melancólico.

—¿Y por qué esa cara, corazón?—pregunto Rachel, siendo muy entrometida, pero al agente Roca parecía no importarle para nada.

—Mi amor a muerto.—respondio él.

—A muchos nos pasa, cariño. Yo de la nada hace unos meses en mi propia boda me enteré que mi esposo me engañaba.—dijo Rachel, sin importarle estar exponiendo a su marido, un agente encubierto.

—¡¿Que?! ¡Cómo se atrevió! Mi querido puede ser un loco obsesionado con el poder, tener algunos problemas de ira y avaricia. ¡Pero nunca me engañaría!—grito el agente Roca bien indignado.

—¿Verdad? Pero bueno, todo se resolvió, tuve un momento para hacer las mayores locuras de mi vida y al final me quedé con el papucho.—dijo Rachel mordiéndose el labio.

—¡Me alegro, por usted!—grito el agente Roca, pero lamentablemente le era hora de partir, su vuelo saldría en una hora como mínimo.—¡Lo siento, fue un placer hablar con usted! ¡Pero debo irme!—agrego antes de irse por la puerta.

—Bien, ya volví. ¿Con quién estabas hablando?—pregunto Maddie llegando hacia donde estaba su hermana quien fue al baño.

Rachel giro hacia donde se encontraba hace un minuto el agente Roca, dándose cuenta que en ningún momento se presentaron.

—No tengo ni la más mínima idea.—revelo ella dejando confundida a su hermana.

Por qué desde lejos parecía como si fuera un viejo conocido de ella, pero la verdad era otra.