Temor

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Hyeri

Mis pies iban uno delante del otro, no quería llegar al salón, me sentía expuesta debido a este nuevo vestido, sentía mi espalda descubierta al igual que mis brazos.

¿Debería regresar a la habitación a esperar que todo terminará? La verdad comenzaba a dudar y mucho. Tome una gran bocanada de aire y seguí caminado hasta escuchar las risas y las expresiones de sorpresa pues el desfile ya había comenzado o al menos eso suponía.
En cuanto llegué a las escaleras bajé con demasiado cuidado, sentía las miradas de todos y en cuanto caminaba hacia la señora Kang, escuchaba como susurraban cosas. Cosas que siempre había escuchado, hasta que deje de colocarme ropa de mi talla.

"Debe ser una suicida" "Probablemente solo quiera llamar la atención" "Se autolesiona o no tiene un poco de amor propio" "Solo es alguien a quien no se le debe de dar importancia" las personas hablan sin pensar, diciendo lo que más hiere al contrario.
No veía a Nakamoto y Jung por ningún lado, gracias a Dios la señora Kang hablaba español, sino quien sabe que sería de mi en esta fiesta.

—¿Estas bien? —ojalá fuera así— ¿te sucedió algo?

Negué levemente, no quería contar mi historia. Desconfiaba de las personas y más aún si no las conocía. Puede que me odien hasta este punto, pero yo me siento de esta manera y las críticas de la sociedad me afectan demasiado así como también el ser aceptada.

El tiempo pasaba en cámara lenta en ese momento, mi mente estaba en otro lado, viendo un punto directo. Por un momento creía que me estaba volviendo loca, al ver como aquel chico que tanto temía estaba del otro lado del salón.
Mi corazón se detuvo al ver que era real. Estaba a solo unos metros de mi. Quería huir de ahí, escapar, todos esos recuerdos comenzaban a volver a mi, no de nuevo. No otro ataque, no por favor.

Mi vista se encontró con la de él, di unos pasos hacia atrás y caí al suelo quejándome un poco debido al sentón. Lo vi como se levantó de aquel silla y como atravesaba a pasos lentos el salón, llevándose unas miradas debido a la escena que yo estaba provocando.

—Señorita, ¿Que sucede? —no pude ni responder, las palabras no salían de mi boca cuando lo tuve frente a mi—

Vaya, vaya. Parece tu puta suerte se terminó, ¿no es así, corazón? —un leve sonido salió de sus labios en cuanto se acercó aún más—

Susurraba para que no lo escucharan, las miradas dejaron de posarse sobre él, solo observaban el maldito desfile y sabía que ese sería mi final, pues había escapado de él hace años.

No esperaba verte aquí, parece que las marcas que te hice no fueron suficientes para que todo el mundo viera que eras una desobediente. —me queje un poco en cuanto jalo mi cabello—  no sabes cuanto te he estado buscando, te extrañé demasiado, corazón.

Me levantó apretando mi brazo para que actuará como si nada. Sabía que la señora Kang observaba todo, sin embargo tenía miedo de decir algo. Podría hacerme peores cosas y pensé que tal vez  me había librado de él, parecía que no. Mi infierno comenzaba de nuevo y sabía que otra vez mis labios serían sellados sólo con golpes.

Camina antes de que te arranque el cabello. —tuve que hacerlo, me daba demasiado miedo—

Miré a la señora Kang con los ojos llenos de lágrimas, pero no puede articular palabra alguna. No se a donde demonios íbamos, solo sabía que a un lugar alejado de ese salón. Apretaba mis puños con fuerza y mis ojos también, no quería ver su rostro. Me aterraba de solo pensarlo.
Nos detuvimos. Escuché una puerta abrirse y como ingresamos, me dio un empujón que hizo mis piernas flaquear y caer al suelo.
Vi sus zapatos pasar junto de mi y luego colocarse en cuclillas sosteniendo mi mentón con firmeza, me lastimaba, lo estaba volviendo a hacer.

¿Me extrañaste cariño? —hasta este punto, solo sentía las gotas saladas en mis labios— no tienes idea de cuanto yo a ti. Vamos a divertirnos de nuevo, te haré ser feliz y ningún hijo de puta te volverá a tocar

Solo quería que el lo dejara de hacer. Me hacía verlo, sonreía como si de verdad me amara. Como cuando nos habíamos conocido, pero en cuanto nuestra relación avanzo me di cuenta de que era todo lo opuesto de lo que yo me había enamorado.
Celos, peleas, posesión. Comenzó poco a poco y mi amor por él comenzaba a cegarme. Hasta que un día ocurrió. Decidí terminar con él, solo empeoró las cosas.
Recuerdo como perfectamente iba a casa, me jaló del cabello y me adentró a su camioneta y cuando llegamos a su casa comenzó a golpearme sin parar diciendo que aún era suya.

Escuchaba perfectamente el sonido de la olla de agua hirviendo. El sabor metálico de la sangre aún permanece en mi boca, cada golpe, cada manotazo. Todo eso eran recuerdos que ahora mismo estaban haciéndose realidad de nuevo.
Me estaba golpeando de nuevo, justo en esta habitación. Sentía el ardor en mi pecho, en mi estómago el dolor de las patadas constantes que me estaba dando justo en ese momento.

¡TE LO MERECES POR HABERME ABANDONADO, TE ODIO TANTO. PERO ERES SOLO MÍA Y NO PIENSO DEJARTE IR! —sentí perfectamente el golpe en mi espalda, me había empujado con fuerza a la pared, sacando el aire de mis pulmones— CORAZÓN, VOLVEREMOS A ESTAR JUNTOS, ESO TENLO POR SEGURO

De nuevo esa parte de mi asquerosa vida donde yo me arrastraba por el suelo, tratando de conseguir ayuda. De mis ojos brotaban las lágrimas sin parar, de nuevo ese sentí el sabor de la sangre en mis labios y con tan solo voltear un poco y escuchar el sonido de un vidrio romperse, sabía que de nuevo ocurría. Intentaría matarme como hace años.

D-Dejame en paz, p-por favor. —me arrodillé frente a él con la poca fuerza que tenía sobre mí cuerpo— s-solo quiero v-vivir

Debiste pensarlo antes de abandonarme. —cubrio mi boca y en tan solo unos segundos, sentí el vidrio filoso encajarse en mi abdomen, poco a poco—

Mis quejidos salían de desesperación, sentía como mi sangre chorreaba y por más que intentaba hacer algo, el objeto se encajaba aún más. Sentía como lo movía haciendo aún más grande la herida y sabía que ese sería final y no podía hacer nada para detenerlo.

Sabía que me daría otra puñalada, en cuanto saco el cristal de mi, sentí el suelo frío chocar contra mi rostro, tan solo esperaba el último momento, pero nunca llegó.......

Working with the devil [Nakamoto Yuta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora