Mirada.

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La noche en su máximo esplendor y las estrellas eran las testigos de mi soledad por las calles de los ángeles. En un instante observé las gotas de la lluvia que caían de las hojas de un árbol que al parecer ya tenía muchos años de estar ahí. Ese momento me recordó la importancia de la vida y que fui testigo de ello.

Las miradas de las casas me parecían tan peculiar y a la vez tan interesante por la forma que tienen cada una, tan solo una captó mi atención y despertó la curiosidad; sus ventanas como los ojos de su alma y la puerta insinuaba la entrada de una nueva vida. Muy lejos de mi vista en esa casa tan peculiar se asomó un chico a la ventana. Parecía estar leyendo algo, pero cada vez que me iba acercando para ver cuál era el libro, menos lo veía.

En esa noche el chico del libro notó la conexión de mi mirada y se alejó de la ventana. No entendía que lo asustó. Luego de esa larga noche llegué a casa a terminar el ensayo que nos había dejado la profesora Frank, era el típico ensayo de quien soy y cuales eran las cosas que me apasionaban.

- ¡Lala!- gritaron mis hermanos mayores con mi padre en las escaleras; para ver nuestra novela de siempre, el drama de una familia alocada y con problemas de gestionar sus emociones, pero que a la vez dejaba enseñanzas y contagiaba de risas. Somos la familia Collymore, un padre pintor reconocido como Terry Collymore que vive y está a cargo de sus tres hijos; Ian Collymore el mayor de los hermanos, con tan solo 19 años está en la universidad de  California en los Ángeles con una beca de baloncesto . El siempre me ha cuidado desde que mi madre falleció. Darren Collymore el segundo hijo con 18 años. El más vanidoso, pero inteligente de la familia, está en ultimo año de preparatoria y es novio de mi mejor amiga Ceres Anderson. Crecimos juntas desde la primaria, es muy chistoso como nos conocimos. En un festival me obligaron a utilizar un disfraz de mariposa y delante de todos los niños tropecé y se hizo pedazos la parte de mi trasero y ahí llega ella estrechando su mano con una linda sonrisa y su cabello rubio que le caía por los hombros, desde ese momento nos volvimos muy unidas. Yo Lala Collymore la tercera hija única con problemas de socializar y con miedo de salir de su zona de confort. Estoy en el ultimo año de preparatoria en Downtown Business High School los ángeles con 17 años y soy amante de la lectura. Todo sea con identificarme con las historias y vivir las diferentes vidas de los libros.

***

A la mañana siguiente bajé las escaleras para ir a la cocina a esperar como todos los días al señor Collymore y ver como preparaba el desayuno con todo el amor del mundo.

- luego de la escuela recuerda que debes ir a acompañarme a llevar la pintura a la exhibición- Dijo papá.

- Está bien - Hablé entre los dientes.

Oí la bocina del carro de Ceres. Lo hacia como si no hubiera un mañana, esa chica realmente estaba loca.
- creía que no saldrías, nena- Dijo.
Ceres era la típica amiga alocada, extrovertida que le vale lo que digan los demás, que tiene una buena reputación en la preparatoria. Líder de las mejores campañas de caridad en la escuela y la más deseada de todos los chicos de último de preparatoria.

Ceres prendió la radio del carro y ambas nos miramos cara a cara sorprendidas cuando empezó a sonar la canción de Taylor Swift - News Romantics- cantamos como unas locas, mientras íbamos de camino a la preparatoria.

Llegamos y nos encontramos con nuestro grupo de amigas. Leyla, la capitana del equipo de fútbol, su nombre significa noche bella. Zara la top de nuestro grupo; siempre amante de la moda y afortunada de una familia con un buen estatus. Astella amante de la fotografía y los cosmos.

- Hola chicas- saludaron nuestro grupo de amigas.
-¿Hicieron el ensayo de Frank? - Preguntó Leyla desesperada, porque no se acordó. Yo realmente no tuve tiempo para hacerlo- Dijo Zara.

Yo lo estuve haciendo toda la noche- respondí. Astella estaba muy callada ¿ Qué pasa, nena?- pregunté.
- Mí...Mi gato murió en la tarde y no tenía fuerzas para hacer ese ensayo- dijo.
- Lo sentimos, nena- dijimos todas.

Luego de que Astella nos contara  lo mal que la pasó por su gato; sonó el timbre para empezar la primera clase y desafortunadamente era con la señorita Frank.

- Rayos ¿Qué haremos?- Preguntó Leyla. Algo se nos ocurrirá - les dije a todas.
En todo el transcurso de la clase estaba desesperada por mis amigas; nada se nos ocurría. Hasta que algo inesperado sucedió; Astella empezó a llorar desgarradamente como si la estuvieran matando tan desconsoladamente, su cara tan expresiva y sus lágrimas caían hasta empapar sus pantalones. Todos nos quedamos impresionados de tan descriptivo momento; las chicas y yo nos empezamos a preocupar y observamos a Astella, pero nos picó el ojo.
- ¡Esta hija de la luna!- exclamó Zara. Todas captamos la estrategia de Astella.

- ¡Ay!, Ramon, lindo Ramon- Exclamé delante de todos mis compañeras y de la profesora Frank.

-Fuiste una gran mascota- dijo Zara.
Todas empezamos a llorar desgarradamente desde lo más profundo y rebuscado de nuestras lágrimas. La profesora Frank y nuestros compañeros eran testigos de nuestro momento melancólico.

- ¡Señoritas!- exclamó la señorita Frank.

- Creo que es algo muy conmovedor, pero no fue suficiente para tragarme su linda actuación.

Todas quedamos sorprendidas por su reacción ¿Cómo era posible que ese ser fuera tan insensible con este tipo de situaciones?. Como era de esperarse mis amigas obtuvieron una mala nota y a mi pues me esperaba una linda cita en la oficina de la directora.

Me dirigí hacia el pasillo de la escuela hasta llegar a la oficina, cuando de repente pasa el chico del libro; Pausé  mi rumbo hacía la entrada del infierno y me dirigí a dirección del chico. En su cabeza traía puesta una gorra blanca y su aspecto me parecía muy atractivo, alguien distinto a los chicos que solía ver todos los días por los pasillos de la preparatoria. Su piel muy blanca, su rostro era muy limpio, excepto por un gran lunar en forma de luna que lo caracterizaba mucho al lado de su boca, sus ojos café  similar al de un búho y con mirada profunda , su cabello café oscuro y con destellos dorados. El chico Búho parecía muy seguro de sí mismo y me transmitía la energía de un alma vieja. Mí característico impulso de un Collymore me decía que me acercara a hablarle, pero mi miedo al entablar alguna mínima conversación con un chico me lo impedía, así que solo me quedé mirando al chico, no obstante, el chico Búho notó mi mirada penetrante y yo muy avergonzaba desvié mis ojos a la pared, donde habían varios papeles de eventos para los estudiantes; un martirio para algunos y para otros es la oportunidad de ser vistos.

-¿Eres nueva?- preguntó el Búho.

- No, no lo soy... suspiré.

- Entiendo- dijo.

- Mucho gusto, soy Hans Adler- Afirmó el Búho.

En ese preciso momento quedé atrapada con su tono de voz, muy gruesa y a la vez tan dulce. No podía dejar de mirarlo. Su mirada me decía que había un mundo lleno de experiencias y algo bueno nos esperaba.

-Soy Lala, Lala Collymore.

- ¡ Lala!- Gritó la señorita Frank.

- Sigue tu camino- Dijo.

- Al parecer ya te tienes que ir- Dijo el chico Búho.

Yo seguía mirándolo como un niño que desea tanto una paleta de chocolate, pero reaccioné.

- ¡Oh!- exclamé.

- Claro yo me estaba dirigiendo hacia allá- Dije desesperadamente.

Me faltaba varios pasos hasta llegar a la oficina del terror, mientras pensaba en el increíble y vergonzoso encuentro que había pasado con el chico búho. Me ría sola y sentía que mi día en un instante fue increíble , pero no duró mucho hasta que se finalizó mi recorrido a la entrada de la oficina de la directora que era la mismísima entrada al infierno.











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⏰ Última actualización: May 18 ⏰

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