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_______ entró al coche de policía. No sentía nada, tenía el corazón completamente roto. Apenas podía respirar bien. Todo le dolía; incluso le costaba pestañear sin derramar algunas lágrimas. Todo aquello le ardía desde lo más hondo de su corazón; el hecho de irse, abandonar la cabaña en la que Mauro y ella habían hecho el amor, en el que había sentido más que un simple afecto de parte de él. ¿Aquello había sido real, o solo se lo había imaginado?


-Tranquila, ya estás a salvo. Te encontrarás mejor cuando llegues a casa. -Le dijo el policía que la llevaría hasta el aeropuerto. Colocó el retrovisor a su gusto, mientras _______ se acomodaba en la parte trasera. El oficial arrancó el auto.


-Llévala al aeropuerto, y no le quites el ojo de encima hasta que el avión haya salido hacia España, ¿entendido? Nos quedaremos aquí hasta dar con algo que nos ayude a encontrar a Duki.


-Entendido.


A _______ se le encogió el corazón. Mauro... Oh, no, joder. Le hubiera gustado, al menos, despedirse de él. El coche se puso en marcha. _______ giró la cabeza, con una pequeña esperanza en el corazón de encontrarlo en alguna parte, mirándola desde algún lugar; o quizás tan solo verle durante un segundo por última vez. Pero el coche avanzó, con ella ahí dentro, y no lo veía... No lo vería nunca más.


***


Khea tomó el celular, marcando el número de Mauro, quien contestó al momento.


-Ella está en el auto. -Le informó Khea. El pulso de Mauro se aceleró.- Tendrás que darme mucha más plata cuando acabe esto, ¿oíste?


-Si todo sale bien, te prometo que sí, negro.


Khea colgó. Dobló la esquina, y siguió al coche de policía de cerca, aquel que llevaba a _______ en su interior. Lo siguió sigilosamente, esperando el momento exacto para intervenir; el cual se dio cuando quedaron solo dos coches en la carretera. El suyo, y el de aquel maldito policía. Khea sonrió. Te tengo, hijo de puta. Seguidamente, chocó la parte trasera del auto con fuerza.


***


El cuerpo de _______ se precipitó hacia delante; el cinturón de seguridad la ayudó a no chocar bruscamente contra el asiento que tenía en frente. Se recompuso casi al segundo, volteándose de inmediato hacia atrás.


-¡Maldición! -Exclamó el policía, alzando la vista para mirar por el retrovisor. Detuvo el coche, bajando del mismo.- ¿Qué demonios le sucede? -Gritó, alterado. _______ se limitó a observar la escena desde el interior. Khea también se bajó del auto, apuntando al oficial con un arma nada más hacerlo.


-Sacá a la piba del auto. -El oficial se quedó congelado en su sitio, callado. Trató de llevar una de sus manos de forma cautelosa hacia el arma que él mismo llevaba en el cinturón, pero Khea, al darse cuenta de esto, presionó el martillo de la pistola, alzándola un poco más al mismo tiempo.- ¡Dejate de pelotudeces y sacá a la chica del auto si no querés que te vuele las bolas!


Fue entonces cuando _______ lo reconoció. Sí, claro que sí, lo había visto antes. Era el amigo de... ¡Mauro! Bajó del coche de inmediato, sintiendo una pequeña chispa de esperanza en el pecho. Quería verlo, aunque fuese por última vez. Quería besarlo una vez más. Con la mano restante, Khea sacó su móvil, sin dejar de apuntar al policía; marcó un número, para después tenderle el dispositivo a _______.


-Él quiere hablar con vos.


𝐄𝐬𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐦𝐨 // Mauro Lombardo y tú.{𝗛𝗢𝗧}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora