13. Monthless

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𝐎𝐂𝐓𝐔𝐁𝐑𝐄.

𝗠𝗶𝗲́𝗿𝗰𝗼𝗹𝗲𝘀.
Sus compañeros lo recibieron con abrazos, tranquilizados al saber que no fue nada grave. Se ofrecieron a ayudarlo si necesitaba algo, y él repetía una y otra vez que ya se encontraba bien, que se tomaría las cosas con calma, y si se siente mal, lo diría.

En su escritorio, unos cuantos dulces junto a una nota que decía "¡𝐵𝑖𝑒𝑛𝑣𝑒𝑛𝑖𝑑𝑜!" le alegró el día. Era bueno saber que tenía compañeros tan generosos con él. Pero sin embargo, algo le hacía sentir... raro.

Sin darle importancia, se dedicó a realizar las tareas archivadas, el ambiente en la oficina era el mismo, con los ya tan rutinarios sonidos de los teléfonos sonando, los faxes tragando hojas y el ruido de todos.

A pesar de todavía encontrarse un tanto cansado, estaba entusiasmado por volver al trabajo.

𝑈𝑛𝑎 ℎ𝑜𝑟𝑎.

𝐷𝑜𝑠 ℎ𝑜𝑟𝑎𝑠.

Jungkook todavía no llegaba.

¿Habrá pasado algo?

Recordó que anteriormente le había dicho que estaría llegando tarde. De todos modos se preocupó. Volvió a sus actividades, esperando con ansias el descanso para poder hablar con Taehyung sobre lo que sucedió ese día. Seguro tenía miles de preguntas, ya lo conocía, también le haría preguntas un tanto... incómodas.

𝐶𝑢𝑎𝑡𝑟𝑜 ℎ𝑜𝑟𝑎𝑠.

No vino.

Miró el escritorio vacío. Tentándose en mandarle un mensaje, pero quizá haya causado muchas molestias el otro día. Así que optó que lo mandaría más tarde, capaz esté ocupado con otras cosas... ¿no?

𝗝𝘂𝗲𝘃𝗲𝘀.
De nuevo, el escritorio vacío. ¿Estará enfermo? Se sentiría culpable si así fuera.

𝗩𝗶𝗲𝗿𝗻𝗲𝘀.
Vacío. Lo miraba con intriga.

-Tae, ¿sabes algo de Jungkook? Hace días que no viene.

-Mmmh -respondió el castaño-. No, la verdad no.

-Qué raro...

-Quizá está enfermo.

𝗟𝘂𝗻𝗲𝘀.
-𝙹𝚞𝚗𝚐𝚔𝚘𝚘𝚔, ¿𝚎𝚜𝚝𝚊́𝚜 𝚋𝚒𝚎𝚗? 𝙽𝚘 𝚝𝚎 𝚑𝚎 𝚟𝚒𝚜𝚝𝚘 𝚎𝚗 𝚕𝚊 𝚘𝚏𝚒𝚌𝚒𝚗𝚊 𝚎𝚜𝚝𝚘𝚜 𝚍𝚒𝚊𝚜. ¿𝚂𝚎 𝚎𝚗𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚛𝚊 𝚝𝚘𝚍𝚘 𝚎𝚗 𝚘𝚛𝚍𝚎𝚗?
𝐌𝐞𝐧𝐬𝐚𝐣𝐞 𝐞𝐧𝐯𝐢𝐚𝐝𝐨. 𝟏𝟒:𝟑𝟑 𝐩.𝐦.

𝑀𝑎𝑟𝑡𝑒𝑠.

𝑀𝑖𝑒́𝑟𝑐𝑜𝑙𝑒𝑠.

𝐽𝑢𝑒𝑣𝑒𝑠.

𝑉𝑖𝑒𝑟𝑛𝑒𝑠.

𝐿𝑢𝑛𝑒𝑠.

-Tae, ¿Seguro que no sabes nada? No contesta mis mensajes.

-No, Chim. Es más, nadie sabe algo de él.

-Estoy algo preocupado.

Los días seguían pasando, y Jungkook seguía sin dar señales de vida.

Él veía todos los días rutinariamente el escritorio vacío.

En su celular miles de mensajes sin enviar.

En su pecho preocupación.

Pero no podía hacer nada, ¿no? Se sentía estúpido, mordiéndose los labios pensando en él.

No podía hacer nada al respecto, más que sólo esperar.

¿Cuánto tiempo pasaría antes de que perdiera la cordura?

Distraído.

Con el cuerpo en el trabajo y la mente en Saturno.

¿Por qué cada día era una tortura?

¿Por qué era un tormento ver ese espacio vacío?

Simplemente estaba esperando algo que quizá jamás llegaría.

¿O sí?

Mejor tarde que nunca, ¿no?

Se estaba condenando.

A algo más allá de su poder.

A algo que no podía controlar, inundándole cada célula, cada rincón de su ser.

Cada parte de su mente.

𝑌 𝑠𝑢 𝑐𝑢𝑒𝑟𝑝𝑜.

BETWEEN CHAINS •KOOKMIN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora