|33| 𝕾𝖆𝖓 𝕸𝖚𝖓𝖌𝖔

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𝐓𝐑𝐄𝐒 𝐀Ñ𝐎𝐒 𝐃𝐄𝐒𝐏𝐔É𝐒 ⇀

Los bruscos golpes en la puerta principal provocaron el ceño fruncido de Lily Potter, quien no dudó en ponerse de pie y disculparse antes de ponerse de pie maldiciendo a la persona que interrumpía el almuerzo familiar de cada sábado

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Los bruscos golpes en la puerta principal provocaron el ceño fruncido de Lily Potter, quien no dudó en ponerse de pie y disculparse antes de ponerse de pie maldiciendo a la persona que interrumpía el almuerzo familiar de cada sábado.

Dio un rápido vistazo a los presentes esbozando una sonrisa para después ingresar en la casa caminando hacia la puerta, con los toques aumentando a cada segundos. La pelirroja rodó los ojos imaginando a algún grupo de admiradores en busca de una fotografía o autógrafo, ella odiaba esas cosas.

Suspiró meneando la cabeza y se centró en las personas que le esperaban en el jardín. 

Sirius, Marlene, Remus y Teddy, estaban ahí; al principio había demasiada tensión entre el castaño y los Potter, pero con el tiempo fueron dejando atrás los hechos, aunque el hombre no lo estaba pasado bien, en especial los primeros meses dónde se sentía morir con el dolor que se apoderaba de él con la sola mención de Amelia; Teddy y Tonks llegaron tempran, pero la pelirrosa había tenido que salir a una misión de última hora dejando al niño con su padrino. Sirius seguía siendo el mismo tipo desaliñado y coqueto de siempre, la única diferencia era que ahora escuchaba atentamente a Marlene, que estaba de visita y le contaba detalladamente sus aventuras con una mujer en Madrid.

Narcissa, Draco, Hermione también tenían un lugar en la mesa; la joven pareja contrajo nupcias a finales del año pasado, a Hermione le preocupaba que él pudiera pedirle que dejase sus estudios debido al apellido Malfoy, sin embargo, Draco jamás le pidió eso, lo que aliviaba a la castaña. Narcissa, por su parte, estaba ansiosa por nuevas noticias, esperando un nieto pronto.

Un borrón de cabello cobrizo se hizo presente en su mente, Amelia. Había pasado meses buscándola, deseaba saber cómo estaba, pero jamás dieron con ella; no fue hasta principios de año en que Draco había vuelto de Australia de una reunión por parte de las empresas de su familia, él traía consigo un periódico mágico donde la imagen de su hija se encontraba en primera plana debajo del encabezado "Auror Potter, consigue récord en la caza de magos tenebrosos"... Después de eso, nada, ahora, al menos, sabían que se había convertido en una Auror.

Luna y Pansy se hallaban de pie terminando de servir su comida, la rubia sonreía nerviosa sin querer admitir lo mucho que le afectaba la ausencia de su prometido, que había tenido que irse hace unos minutos debido a una urgencia en San Mungo. La pelinegra comenzaba a hacerse más únida a ellos, a inicios del año pasado se había casado con Blaise Zabini cumpliendo con el contrato matrimonial (de lo contrario los padres de ambos fallecerían), pero inmediatamente firmaron el divorcio pues el corazón de ellos pertenecía a distintas personas y no podían verse como algo más que hermanos.

Molly, Harry y Ginny comían tranquilamente dejando de lado sus problemas; el matrimonio no había sido perfecto, influía mucho la cantidad de veces que podían verse, es decir, pocas por el trabajo de Ginny, quien se había convertido en una de las mejores jugadoras de quidditch; Harry intentó en ocasiones salvar su matrimonio, pero en definitiva no estaba funcionando, en especial, porque el azabache deseaba hijos y la pelirroja no quería tenerlos, al menos no en ese momento. Molly aconsejó a la pareja hablar sobre sus intereses y llegar a un acuerdo mutuo.

𝐃𝐞 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 𝐚 𝐋𝐮𝐩𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora