Cansada de seguir tumbada en la cama, decido levantarme y darme una ducha. Desde anoche, en la cena, no he visto, ni hablado con Alek.
¿Fui dura con él? No lo sé
Mientras el agua tibia golpea en mi cuerpo, pienso en las palabras que le dije a Alek, en mi cabeza golpean las rudas palabras que le dije al rubio, una parte de mi se siente mal por el acontecimiento, pero otra parte de mi lo niega.
No estuvo bien que tomará decisiones por mí.
Terminando de secar mi cuerpo me visto con la ropa de equipaje en mi mochila, me desenredo el cabello con los materiales en el tocador dados por cortesía, me riso las pestañas y les pongo un poco de rímel.
Sin nada más que hacer miro la grande habitación, está vacía y no se escucha ningún sonido, los grandes muros no permiten pasar al ruido. Me gustaría salir a caminar y conocer este enorme palacio, pero no puedo salir a caminar como si fuera mi casa, estoy en un país de costumbres diferentes a las mías y no quiero faltar el respeto.
Antes de llegar a la cama la puerta es tocada con delicadeza, el único que se me viene a la mente es Alek. Sin dudarlo, me dirijo a la puerta y la abro, acertando en mis pensamientos.
— ¿Te encuentras bien?
Miro por unos cortos segundo sus verdosos ojos para después mirar a varias direcciones que no sea él. Asiento con la cabeza ante su pregunta.
—¿Puedo pasar?
—Si.
Me muevo a mi derecha para dejarlo entrar. Al percatar mi movimiento él se adentra y observa la decoración con detenimiento.
—Farid Ahmad tiene un buen gusto —comenta.
Cierro la puerta, de nuevo voy a la cama para sentarme y esperar a lo que dirá. Alek se muestra un poco indeciso y pensativo, nuestra discusión de anoche nos hizo caer en la incomodidad.
Tomo la iniciativa de impulsarlo.
—No sigo enojada, si lo crees aún. Pero debes de entender mi molestia, el que no me incluyas en las decisiones me molesto mucho. Yo también soy parte de esto —le recuerdo.
El rubio se cruza de brazos y me mira con detenimiento, como suele hacerlo en anteriores ocasiones.
—Tienes la libertad de molestarte. Cometí un error y asumo mi responsabilidad.
—Necesito saber que es lo que tienes pensado, quiero saber para que yo entienda el vocabulario entre ustedes.
El venir aquí fue plan de Alek y Lara, quienes solo ellos se comprenden.
—Lo sé. Me disculpo por ello.
De nuevo asiento con la cabeza aceptando su disculpa.
Con un solo gesto el tenso ambiente entre nosotros se esfuma y me siento con esa libertad de hablarle como suelo hacerlo, con confianza. Con mi mano golpeo la cama indicando que se siente aun lado de mí, él entiende y lo hace.
—¿Cuál es el objetivo de quedarnos aquí? —pregunto.
Necesito informarme de todo. Asiente y comienza a contarme el plan.
—Farid es un mafioso, hace unos años tuvo una guerra con la mafia de Colombia, se puso en contacto conmigo para pedir armamento y apoyo. Le brinde lo que me pidió y gracias a ello los colombianos no conquistaron sus tierras.
Entiendo el porqué eligió a Farid Ahmad.
—Farid, en estos momentos no se encuentra en sus tierras, pero sabe de nuestra estadía y regresará el día de mañana, por el momento tenemos que quedarnos aquí a esperarlo. Es justo que me regresé lo que hice por él.
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Falsa Identidad: Amores que hieren (2do libro)
General FictionLa comprensión es el primer paso para la aceptación y sólo aceptando se puede recuperarse. Yo he aceptado mi pasado, soy consciente de lo que fui y lo qué sucedió a pesar del doloroso y fatal destino que pasé. La vida me dio otra oportunidad para am...