{Capítulo 1}
THUNDER
La mujer que encontré al final del pasillo dio un salto sobre su silla al verme e intentó estrepitosamente mostrarse serena cuando comprobó que —en efecto— me dirigía hacia ella. Su intento de permanecer tranquila pareció ser nulo, ya que segundos después la vi rehuir absolutamente de ese plan en cuanto observé que me dedicaba una mueca de total y absoluta confusión en cuanto me vio entrando en su recinto vestido de una manera tan peculiar.
¿Peculiar? Peculiar se queda muy corto si se trata de ti.
—¿Tu nombre es...? —preguntó secamente la señora, sin quitarme la mirada reprobatoria de encima. Vi cómo tragaba saliva y arqueaba las cejas hacia mí.
Thunder, comienza bien. Ten en cuenta que aquí empiezas de cero, te debes esta oportunidad.
—Thunder, mi nombre es Thunder Iversen —contesté con determinación, obligándome a forzar una sonrisa de suficiencia. Era forzada, pero al menos había tomado la iniciativa en ser mínimamente cordial con ese ser plagado de prejuicios que tenía frente a mis ojos.
¡THUNDER!
¿De verdad alguien podría culparme por llamarle "ser"? Ni siquiera sabía su nombre. Y pensándolo bien..., mentira, pensándolo bien poco, llegué a la conclusión de que ni siquiera tenía intención de saber el nombre de aquella mujer. A pesar de que si verdaderamente quería retomar mi vida aquí, no estaría de más mostrar mi mejor versión.
Me adelanté para tomarle de la mano y estrecharle esta. Ella correspondió el gesto por puro compromiso. Puesto que, poco después se atrevió a mirarme por encima del hombro y sentí la conducta defensiva de la misma a kilómetros.
—Bueno, bueno, parece que hoy hará calor. O quizá soy yo el que está acalorado. No lo sé. Quizá sí..., sí, puede que eso sea lo más probable —dije riendo sin gracia y recurriendo al tema de conversación fácil cuando se trataba de conversar con una persona mayor. El tiempo. Sí, siempre es una buena opción. A veces solía ser bastante efectivo...
Sí, Thunder, a veces. Tú mismo lo has dicho.
Capté rápido el mensaje al sentir una fulminante mirada sobre mí.
—A qué ha venido —replicó tajante en el mismo tono seco que había utilizado anteriormente conmigo, esquivando e ignorando por completo mi penoso intento de amabilidad con ella.
Vaya, por lo visto la gente de aquí no parecía ser muy amable. No de primeras al menos.
Vale, sí, al parecer no toleran muy bien a los extranjeros.
Sí, creo que ya había llegado a esa misma conclusión.
ϟ ϟ ϟ
Retomando la conversación tan amigable que estábamos teniendo, reí mientras me pasaba la mano por la nuca y descendía la mirada a mis botas negras. Reí sin gracia alguna, por total compromiso y por intentar suavizar el tenso ambiente producido en escasos minutos. La señora, en respuesta, mostró una nueva sonrisa forzada que permaneció en ella aproximadamente dos segundos exactos. Después volvió a su —al parecer habitual— gesto torcido y mirada de desaprobación sobre mí. Solamente sobre mí. Como si estuviese analizando cada detalle de mí con una destreza absoluta.
Esperemos que al menos sea así con todos. Dudo que ya te tenga manía si tan solo habéis intercambiado un par de palabras. Casi hablando con monosílabos.
—Venía para las audiciones del jueves..., señora.
Esa última palabra probablemente fue el detonante perfecto que necesité para que la misma al fin pusiese toda su atención en mí. Por muy iracunda que se encontrase en estos momentos por haber utilizado esa palabra para referirme a ella, al menos había conseguido parte de su interés.
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Eléctricos suspiros
Teen FictionThunder, su nombre era Thunder Iversen. Él llegó a Quebec, Canadá, para empezar una nueva vida, un nuevo comienzo. Tenía carisma, y le sobraba talento. El músico decidió no pasar desapercibido y así lo hizo con sus cientos y muy peculiares tatuajes...