Son las tres de la madrugada. No puedo dormir. Otra vez.
¿Qué hago?, oh dulce hastío.
Dulce melancolía que revuelve mi cuerpo. Dulce calor que invade mi estómago, hasta que te vuelves ardor y me haces vomitar.
Dulces obligaciones que me hacen temblar, hasta el punto de notar la ansiedad invadir mi cuerpo.
Dulce ansiedad, que tantas veces me atormentas. Cuan dulce es tu nombre que ante cualquier situación me haces reaccionar. Me invades y atormentas, me haces hervir y enfriar, me haces explotar, y me vuelves a componer.
No puedo dormir porque mi mente no quiere que lo haga. No puedo dormir porque mi cuerpo ha pasado el límite de cansancio y ya ni descanso se le es concedido. No puedo más y romper a llorar es lo único que se repite cada noche. No para, sigue y sigue y sigue...