열일곱.

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Ryujin no podía despegar la mirada de la feliz pareja que se encontraba sentada en una de las mesas, sus ojos estaban atascados en las muestras de cariño que se regalaban a momentos

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Ryujin no podía despegar la mirada de la feliz pareja que se encontraba sentada en una de las mesas, sus ojos estaban atascados en las muestras de cariño que se regalaban a momentos.

Y entonces, aquella fotografía en aquel perfil de WhatsApp regresó a su mente, tan clara y nítida, que se sintió cegada por un momento. Llevaba poco más de diez minutos observando desde una mesa cercana, preguntándose cómo podía ser posible que la vida la odiara tanto. Había puesto todo su esfuerzo en esa reunión, había reunido a toda una generación escolar, tan sólo para tener la oportunidad de verlo, y ahora él estaba sentado frente a ella, besando a un chico que, aunque le doliera reconocer, parecía corresponderle todo el cariño que le daba.

No sabía cómo sentirse. Tomó el vaso frente a ella, deslizando sus dedos por el vidrio mojado a causa de los hielos, ahora derretidos, pero sin acercarlo a sus labios para beber. Y entonces se sintió como una tonta. Una tonta por estar ahí por un chico con el que ni siquiera había cruzado más que unas cuantas palabras, y el cual ahora estaba divirtiéndose de lo lindo, sin enterarse del patético estado en el que ella se encontraba justo en ese momento.

Levantó la vista, lista para toparse con más risitas coquetas y caricias furtivas, pero lo que vio fue a un Jake con el cabello alborotado y las mejillas encendidas levantándose de su lugar y dirigiéndose hacia el cuarto de baño. Automáticamente, su cuerpo abandonó la mesa en la que se encontraba y caminó hasta llegar a los lavabos, detrás de él. Miró su reflejo en el espejo. Lucía muy linda, con su corto cabello, cuidadosamente ondulado, cayendo a ambos lados de su rostro, sus ojos destellando por la luz, gracias a la hermosa sombra satinada que había aplicado sobre sus párpados y sus labios, aún manchados con la sombra del labial, haciéndolos lucir naturalmente rosados. Pero jamás podría verse más linda que el chico que acababa de salir del cuarto de baño y se lavaba las manos a su lado, o al menos eso había pensado al mirarlo de reojo. El cabello castaño, ondulado y revuelto, las mejillas levemente rosadas, los labios pomposos. Y tan solo una mirada había bastado para volver loco a su corazón.

El chico arregló un poco los cabellos que le caían sobre la frente y dio media vuelta, dispuesto a regresar a la mesa en la que, seguramente, el otro chico lo esperaba ansioso. Y ese solo pensamiento la instó a hablar.

-¿Jake?

El chico se detuvo y se giró hacia ella.

-¿Sí?

Preguntó, con confusión, al ver que la chica estaba de espaldas a él, pero teniendo por seguro que, quien lo había llamado, había sido ella. Se acercó con cautela al no recibir respuesta y le tocó el hombro con la mano.

-¿Estás bien?

Ella se dio vuelta lentamente, sintiéndose repentinamente tímida, y con la mirada clavada en sus pies.

-Sí... no te preocupes. Sólo quería saludarte, no había tenido la oportunidad de hacerlo. Espero que me recuerdes.

Jake pestañeó varias veces, intentando recordarla, sin éxito.

ᴄᴏʟᴏʀᴇᴍ |Jaywon•Heejake|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora