Del odio al amor
El viernes se aproximaba, los detalles del plan fueron implementados. Los cinco nos encontrábamos viviendo en aquel apartamento, un caos y no por la cantidad de personas que vivíamos cómodamente ahí si no lo incómodo que era encontrarme con Michael y sin mencionar a Thomas que ahora me evitaba, hablamos estrictamente lo necesario y yo sabía que tenía razón. Mis argumentos no habían servido de mucho y tampoco era tan perra como para buscar consuelo en Michael. Me había quedado sin ninguno de los dos y con justa razón, era mi karma por jugar con fuego. Y lo que más me hería era la indiferencia de Thomas, prefería mil veces estuviéramos peleándonos a aquello.
La noche previa a el plan "Danvers Down" como lo habíamos llamado o Daemon, Thomas había salido del apartamento, era media noche y no llegaba, sabia que era libre de hacer lo que él quisiera pero no podía evitar preocuparme, así que lo espere en la cocina, con una taza de té para intentar relajarme. Dieron las dos de la mañana y ya no tenía uña en el dedo meñique, así que decidí ver un poco la television. No habia mucho que ver y en realidad no estaba interesada en ver algo. Sentada en el sillón escuché el sonido de la puerta que me sacó de mis pensamientos, sabía bien que era Thomas así que camine a tropezones hacia la entrada a unos metros.
-Mierda .- Susurro él y se detuvo al mirarme, pasó de estar malhumorado por dicho tropezón a mirarme de pies a cabeza.- Qué bonito pijama Adams .- Sus palabras se arrastraban y su caminar era torpe.
-¿Estás ebrio? .- Apreté mis labios para evitar sonreír, ver a Thomas ebrio era algo digno de apreciar, eso no pasa seguido. Thomas era siempre el que se comportaba, sabía que decir y no tenía vicios.
Hizo un ademán con la mano, refiriéndose a que estaba un poco ebrio y claro que no era poco, estaba fumigado en alcohol. Se tropezó una vez más y corrí en su dirección para ayudarlo.
-Vamos señor borracho, debemos ir a tu habitación.
Una vez en su habitación, me lanzó una sonrisa que hizo que mi corazón latiera rápido.
-¿Acaso quieres aprovecharte de mi? .- Ignore aquella pregunta y el calor debajo de mi estómago se hizo presente .- Porque si quieres hacerlo no me quejaría.- Tragué saliva y el olor leve de un perfume femenino inundó mi olor y me hizo enfurecer.
-Deberías decirle eso al culito que te estuvo tocando hoy.
-¿Celosa? .- Lo lance a su cama con evidente rabia.
-No.- Menti, los celos me carcomian, tenía que hacer algo al respecto y dejar que Thomas me viera de aquella forma no era mi estilo. Pero yo tenía una contra jugada.
-Buenas noches Mikaelson, iré a ver si Michael necesita algo.- Gire sobre mis pies y camine hacia la puerta dispuesta a salir de ahí triunfante, pero él fue mucho más rápido y cerró la puerta antes de que pudiera hacer algo, me miró y me obligó a levantar la vista, por un momento parecía sobrio de nuevo.
-No te quiero cerca de Michael.
-¿Y quién eres tú para decirme a quién puedo ver?.- Me reí con burla lo que hizo que sus fosas nasales se dilataran.- Déjame salir.- La exigencia en mi voz era evidente y después de días sin hablar no iba a caer rendida a sus pies, bueno no tan fácilmente.
-No te acerques a él Morgan.
-Dame una buena razón. Ya lo dejaste claro. Haremos esto y cada quien seguirá con su vida.- me moví a un lado para poder salir de esa situación incómodamente excitante pero él me tomó de la cintura.
-¿Quieres estar con él? .- Su semblante parecía herido.
-No voy a estar con ninguno. Ambos son unos bastardos cortados por la misma navaja.- En la última parte de mi voz se quebró, trague saliva para evitar mis lágrimas. No iba a darle el gusto a Thomas de verme llorar por él.- Suéltame o gritaré.
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Los Hijos de Anfield: El Legado (#2) [Completa ✔️]
Teen FictionHan pasado seis meses desde los acontecimientos que cambiaron el rumbo de la vida de Morgan Adams. Su depresión y sus malos hábitos la han llevado a un camino oscuro y donde ella pensaba no poder sanar se encuentra con una sorpresa. Pero todo cambia...