Perdí la noción del tiempo mientras lloraba. Luego, cuando las lágrimas se secaron, me perdí en mis pensamientos deseando que mis ideas les llegarán a mis abuelos. Dejamos flores y una de las últimas fotografías que nos tomamos.
Pasado el tiempo, cuando debían ser más de las 6 de la tarde, aunque ninguno parecía tener intenciones de marcharse, igual nos obligamos a irnos. No sentíamos nada ademas de una profunda tristeza. Arrastramos los pies de regreso al auto, que nos llevó después al restaurante que había mencionado mi padre aquella mañana, tampoco teníamos hambre.
-Koinu, debes comer algo. Apenas si tocaste tu comida está mañana - me reprendió mi madre con amabilidad.
Habíamos ordenado nuestros platillo favoritos, con la esperanza de que se no abriera el apetito con sólo verlo, pero la cosa no estaba resultando de ese modo, al contrario mirábamos con cierto recelo la comida... Abrí la boca para protestar, pero decidí callar por la mirada de advertencia de mi padre; no es que las cosas con Ami se hubieran arreglado como por arte de magia, su disculpa no era suficiente para mí, pero bastaba para que decidiera darle tregua momentánea.
-Vamos, Kai, solo un poco, por favor... - me insistió Levi.
No pretendía hacerle caso. Por supuesto que trataría de llevarle la contra, aunque no ahora. A regañadientes hice lo que me pedían, aunque luego voluntariamente seguí comiendo ignorando todo intento de hacer conversación o todo engaño de mi memoria por recordarme los buenos momentos.
Regresamos a nuestro hogar un par de horas más tarde, ya satisfechos por la comida y absolutamente cansados por la jornada y el tráfico que hubo en el camino de regreso. Esta vez no fue tan difícil cruzar el umbral, aunque no es que realmente me hubiera detenido, pues apenas había bajado del auto había corriendo hasta mi habitación donde me encerré y me deje caer en la cama. Lo cierto esque apenas si salí los días siguientes de ahí; solo durante las horas reglamentarias de comida (o cuando tenía que usar el baño) fue cuando mis padres tuvieron oportunidad de verme y recibir algún monosílabo de mi parte. Así el sábado y parte del domingo hasta nuestro regreso a Paradis.
Por la tarde del domingo, si bien me arrepentía de no haber disfrutado de mi viaje a Marley, también, como el mar que rodeaba el barco, fluía por mi mente la idea de no volver nunca; tenía ideas y sentimientos encontrados al respecto: por un lado, quería volver y recuperar el tiempo que perdí con mi rabieta de no salir de mi cuarto y, por otro lado, deseaba nunca tener que volverme a parar en aquella casa en la que vagarian por la eternidad los tortuosos recuerdos de mis seres más queridos. Odiaba esta dualidad de pensamiento, pero no tanto como la certeza de que al día siguiente sería lunes y que tendría que volver a la escuela para tener que explicar mi ausencia a más de una persona.
-Si no quieres ir, puedes faltar... - autorizo Ami una vez que estuvimos en casa por la noche.
Mi casa en Paradis, que era más una cabaña que nada, ahora se sentía menos calidad que antes, quizá por la tensión existente o quizá porque jamás sería como antes.
-Tengo examen - mentí. Bueno no era una total mentira, realmente había comenzado mi periodo de evaluaciones, pero la razón por la que no quería quedarme era porque no podía soportar ni un segundo más a lado de ninguno de mis padres.
El diario, leído a partes durante mi breve viaje a Marley, aún tenía suficientes páginas para ser mi consuelo, pero dudaba que fueran suficientes para una semana más sin escuela. Eso, sin duda, me dejaba con la única opción de ir al instituto a despejarme.
A Levi no parecía agradarle la idea de que fuera a la escuela; de hecho, a él seguramente le encantaría más que me quedara en casa el resto de mi vida, así nada ni nadie me dañaría. Una estupidez. Igual no tuvo otra opción que llevarme al colegio el lunes por la mañana.
-Si quieres volver, solo... - comenzó a decir cuando estábamos por llegar a la escuela.
-No, gracias. - le corte tajante.
Mi momento de tregua había pasado y si era honesto, entre más lo pensaba más me enfadada. Quizá todo lo que grite en Marley era verdad, no debía arrepentirme de nada.
-Kai... - suspiro frustrado.
Nos detuvimos en nuestro lugar de siempre y me miró.
-Levi... - lo imite, sosteniendole la mirada desafiante.
-Bien, haz lo que quieras. - se rindió cruzandose de brazos.
-Eso hiba a hacer. - le asegure rodando los ojos.
-Pero, deberás controlar tu actitud, mínimo con tu madre, si no quieres ser castigado. - amenazó. Si de poder se trataba, sin duda MI PADRE no sería quien perdiera.
-Tsk, control. Todo es control. - me queje. Pesé a que me había prometido callarme, era inevitable que no quisiera responderle a mi padre. - ¿No quieren controlar también mis palabras? Ah, no... Eso siempre lo han hecho.
-Kai... - me advirtió.
-¡Whua! Detectó altos niveles de rebeldía adolescente por aquí - de burló Eren.
No había prestado atención a nuestro al rededor y de hecho a pocos pasos habían estado Eren y Carla despidiéndose el uno del otro. Ahora claro, sólo quedaba el primero.
-Que tontería. - solté sin pensar.
Me di vuelta y camine a la entrada del edificio. Alcance a escuchar una risilla de Eren y un suspiro agotado de Levi. De nuevo entraba entre dos ideas: o enmudecia definitivamente o seguía atacando sin piedad cada que podía. Ambas eran tentadoras y bien podía hacer cualquiera, pero...
-¿Estas enojado con tu papá? - pregunto un voz tranquila sacándome de mis pensamientos.
-No sólo con él, también con mi madre. - confesé encogiendome de hombros. - Supongo que fue demasiado obvio.
-Solo un poco... - confirmó Kikyō. Ambos caminábamos rumbo a nuestros salones, ya habíamos pasado la entrada principal y recorriamos a paso tranquilo el pasillo. - Por lo general te llevas así con él, pero...
-¿Te lo contaron, verdad? - la interrumpí con más pena que agresividad.
-No todo... - confesó. Se detuvo de repente.
Avance un par de pasos y luego me detuve también al notar que no había continuado; me gire para ver que pasaba... Lo que vi fue un reflejo de mi mismo cuando tomé por el lado más amable la noticia; tan solo un semblante triste, ojos llorosos y dudas sacudiendo el cuerpo.
-Lo siento mucho, Kai... - susurro.
Fue lo más honesto que escuché en los últimos días. Fue lo suficientemente potente para que dejara caer la máscara de valiente que me había colocado sin pensar y termine sosteniendome de aquella de rizos rubios. Lo necesitaba.
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Levi's diary
FanfictionMiembro de la Legión de Reconocimiento, proveniente de la Ciudad Subterránea, hijo de una Ackerman, soldado, compañero, líder, amigo... ¿Qué más podría decir para describirlo? Levi Ackerman, uno de los grandes héroes. Pero... Aún hay más que contar...