06. D

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Se despertó apenas sintió los rayos del sol entrar por su ventana, su cabeza dolía a morir y lo único que quería era descansar para calmar el dolor que ni sabía el porque era. Se acomodó un poco mejor en du cama, cubriendo totalmente su cuerpo con las sabanas y quiso volver a dormir, cosa que no pudo al sentir que alguien le quitaba su fuente de calor. 

Bufó molesto mientras se ponía de pie, ¿por qué nadie entendía que tenía un dolor de cabeza insoportable? Abrió los ojos encontrándose con la persona culpable de la escena, pero sorpresa que se llevó al encontrarse con su lindo novio con una expresión molesta y fue entonces en donde lo que le dijo Yeosang resonó como eco en su cabeza. 

Sí, la había cagado. 

Suspiro cansado, su turno en el hospital ya daba fin y lo único que deseaba en ese momento era descansar un poco. Pero su mala suerte hacía presencia cuando pudo ver a un chico tan alto como el esperándole en su oficina, claro que sabía de quien se trataba, lo que sí no esperaba era que estuviera ahí con una expresión de cachorro arrepentido de una travesura esperando de un castigo o algún regaño.  Sonrió en sus adentros, sabía lo duro que era mantener cuerdo tu cerebro para no caer en las tentaciones y tener una recaída como la que ambos habían tenido, sí, no sabía nada de su paciente, pero tampoco quería culpar a su nuevo amigo cuando el tenía la obligación de buscar porque el quería saber del menor. 

Pero Felix no lo iba a permitir, se lo había dejado claro la última vez que hablaron. El de pecas temía de que el llegara a tener una fuerte recaída y terminara en la perdición, pero lo más preocupante es de que perdiera la vida, no, eso si que no se lo iba a permitir. Como ambos decían, perdieron a Jeongin, pero nunca se iba a permitir perder a alguien más. 

—Yo... te juró que estuve cerca— susurró sin siquiera mirarlo. 

—Ey, Min, no hay porque estar así, agradezco que hayas hecho el intentó— tranquilizó regalándole una sonrisa —. ¿Te fue mal con Hongjoong? 

—Un poco... 

—Hoy me toca ir a la reunión, ¿vamos juntos? 

A pesar de que hace meses, ambos, habían dejado de asistir a las platicas para dejar a un lado el mundo de las adicciones, se vieron obligados a volver a asistir cada uno a su reunión correspondiente debido a sus recientes recaídas para no volver a cometer algo así. Claro que Yunho tuvo que tener cuidado al volver a poner un pie en aquel lugar, ya que eso podía costarle de nuevo su trabajo. 

Sin decir alguna otra palabra se pusieron en marcha para asistir y llegar justo a tiempo. Decidieron irse caminando para poder charlar un poco sobre cosas tribales o conocerse un poco más ya que era reciente su nueva amistad y apenas se sabían su nombre.

Les falta menos de medio kilometro caminando así que, como llevaban tiempo de sobra, bajaron el paso de su andar caminando de una forma más tranquila. disfrutaban del silencio ya que, según ellos, ya sabían lo suficiente y lo mejor era guardar silencio. Pero como siempre pasa. Su calma se termino cuando escucharon unos gritos a unos cuantos pasos de ellos, provenientes de un callejón, se escuchaba como pedían ayuda y era claro que ellos no se iban a quedar de brazos cruzados. 

Con precaución se fueron acercándose hasta estar en el inicio del callejón sin salida, el chico que pedía ayuda se encontraba de espalda a ellos y el tipo que parecía invadir su espacio se encontraba mirándoles. Al parecer aquel tipo iba a abusar del menor que estaba entre sus brazos llorando, el viejo pareció notar su presencia ya que había dejado de hacer lo que fuera que hacía para poner la atención de los presentes. 

—Caballeros, les recomiendo que sigan su camino como cualquier otra persona del lugar e ignoren lo que esta sucediendo— habló el viejo para así volver a su actividad. 

—Uhg, lastima que nosotros no somos cualquiera...— comentó Yunho acercándose a paso lento a la par de Mingi —Somos de las personas que ayudan y también gritan para ser escuchados, nosotros no somos ignorantes y mucho menos dejamos que pasen cosas como... esta. 

—Están invadiendo mi privacidad.

—Y tú andas estorbando e invadiendo a la del pequeño.

Y lo que se hacía esperar, el viejo comenzó a atacar a uno de ellos, Yunho, mientras que Mingi ayudaba al menos para poder marcharse del lugar, no podían permitir que eso pasara ya que por cosas así la sociedad siguen sin avanzar. Yunho se llevó sus buenos golpes, pero para su ventaja siempre tuvo una buena izquierda dejando en el suelo al tipo dándole el suficiente tiempo para que pudiera escapar y encontrase con Mingi quien llevaba al pequeño entre sus brazos, mientras que este lloraba y decía que quería ir a su casa. 

Pero el no se podía ir tan fácil. 

Felix chilló asustado al notar como salía sangre del labio de Jeong y Mingi cargaba a un chico que lloraba y seguía pidiendo que le llevaran a su casa o las cosas iban a salir peor de lo que ya eran. Con trabajo lograron calmar a el chico que aún no les decía su nombre y también le curaron las múltiples heridas con las que contaba cuales no parecían ser solo de ese día, lo más sorprendente fue que el menor también iba con rastros de ser drogado. 

—Cariño, necesito tu nombre— volvió a intentar el australiano al notar que se encontraba más calmado. 

—Sa-San... por favor, necesito volver a casa. 

—Okey, San, no podemos dejar que vayas en ese estado— tomo, con más confianza, la mano del contrario para calmarle —. Si gustas, podemos notificarle a tus padres lo que a pasado para que vengan por ti. 

—¡No! Puede ser peor, Jongho sufrirá más por mi culpa. Déjenme ir...— suplicó. 

—¿Tu hermano Jongho? 


Sobredosis [2ho] •Editando•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora