One shot para dinámica festival el principe de la colina.
La declaración del sandwich... By Gaby W Andrew.
Candy, lloraba la ausencia de su amado Albert. Sí, amado Albert... Después de que se fue del MAGNOLIA, Candy nunca imaginó que su vida se vería totalmente consumida.
Nunca imaginó sentir un gran dolor que la hiciera caer en precipicio. Este dolor no se comparaba con lo que sintió con la separación de Terry, en new York.
Sí bien con Terry, se le había partido el corazón; con Albert se le había partido el alma y su vida. Al quedar sola en ese departamento, no solo se sentía sola se sentía incompleta.
Sentía como si la hubieran partido a la mitad. Y así era, había perdido a su media naranja, a su alma gemela, a su ¿Amigo?... No sabía desde cuándo lo había dejado de ver como un amigo.
Paty y Annie, preocupadas por su amiga porque no daba señales de vida. Llevaban varios días sin saber de Candy. Iban al departamento y se pasaban las horas esperándole pero no aparecía su amiga.
Candy no salía del departamento y claro que escuchaba como tocaban la puerta sus amigas. Pero, no tenía ganas de ver a nadie y mucho menos dar explicaciones de nada.
Después de que Albert, dejara el MAGNOLIA. Candy había pasado días y noches buscándole por las calles de Chicago. Sin exito alguno, fue cuando el cansancio hizo mella en ella y regresó destruida al departamento y se encerró a piedra y lodo.
Lloraba sin parar al recordarle paseando por el departamento. Jamás había extrañado tanto a alguien. Candy, le parecía verle entrar al baño, salir de la cocina, verle en su litera dormir. Y en todas esas imágenes, añoraba esa hermosa sonrisa y esa mirada tan etérea. Esos espectaculares ojos azules, solo una vez en su vida había visto otros ojos así de hermosos y le habían dado consuelo y valentía para seguir con su vida miserable.
Esos ojos que le recordaban a su príncipe de la colina. Ni siquiera la mirada de su querido Anthony había logrado transmitirle esa paz y seguridad. Y mucho menos la mirada de Terry, que siempre se miraba aterradora.
Candy deseaba perderse una vez más en esos ojos que para ella lo eran todo.
Candy, se preguntaba: el ¿por qué Albert, le había mandado un paquete con la ubicación del rockstown?. Un buen día Candy, llegó a su departamento. De esas tardes, que había salido a buscarle. Se había llenado de dicha y felicidad, al ver el remitente.
Su corazón parecía querer salirse y se alegró aún más cuando vio ese hermoso abrigo que a todas luces se apreciaba fino y elegante. Pero, su estado de ánimo mermó, al darse cuenta que no había nada más. Solo unas pequeñas líneas de saludo y un destino. Pero, eso no impidió que fuera en su búsqueda. Tenía información aunque limitada, pero era eso a nada.
Candy salió muy temprano y tomó el tren de las 7 de la mañana. Llena de esperanzas y con la firme idea de traer de vuelta a su amado.
Candy, miraba por la ventana del tren y recordaba esa plática que había tenido con sus queridas y entrañables amigas.
Retrospectiva
– ¿Candy? ¡Por el amor de Dios! Por fin te encontramos. Pero... – ¿Qué diantres te ha pasado? ¡Mírate! Que desmejorada te ves...–Candy...– ¿Qué te sucede?– preguntaba Paty histérica. Candy, miraba a sus amigas y su mirada se tornó borrosa por las lágrimas prontas a brotar otra vez. Se preguntaba si podría parar de llorar en algún momento.
– Candy, ¿Qué pasó? – preguntó Annie, al reconocer ese rostro consumido por el dolor. Algo grave debió de suceder, puesto que solo había visto así de triste a su amiga en un par de ocasiones. La primera vez, cuando murió Anthony y la segunda cuando regresó de New York.
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Declaración del sándwich
FanfictionCuando Albert se marcha del departamento del Magnolia, Candy sufre un calvario y es cuando reconoce y acepta sus sentimientos hacía la única persona que la hace feliz. Aporte para la dinámica FESTIVAL el Príncipe de la colina. Los personajes no me...