Capítulo 20.|Un caos.

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Leah.

—¿¡Qué demonios me estás diciendo, Aaron!?

El grito que suelto hace eco en la habitación en la que nos encontramos. El vestido largo color azul cielo que me he puesto hoy me empieza a fastidiar cuando me encuentro respirando con algo de dificultad. Me empieza un sarpullido en la parte baja de la espalda que me carcome hasta la cabeza.

Mis oídos no pueden creer lo que acaban de escuchar.

—Leah, no te adelantes antes de que te explique como son las cosas.

Me cruzo de brazos y lo miro detenidamente. El pulso se me acelera y ahora mismo tengo la necesidad de estampar mi puño contra su divino rostro.

—¿Ah no? ¿Y te parece muy bonito lo que me acabas de decir?—Le suelto furiosa. Lo veo contener la risa y ahí se me enchinan los pelos aún más.—¿Te estás burlando de mí, Aaron Walter? Porque te juro que...

—¡Por supuesto que no!—Me dice e intenta controlar su carcajada.—Es que me parece gracioso que no confíes en mí y que de una te exaltes.

Lo miro como si le hubieran crecido dos cabezas.

—¿Qué me exalte, dices?—Me ofendo y le caigo a manotazos.—¿Crees que decirme que aceptaste acostarte con la zorra de Kelly no es para que me exalte? ¡No juegues conmigo, Halcón!

—¡Leah, aguanta Chaparra!—Me detiene las manos e intenta acercarse a besarme pero le corro la cara.—Leah, sabes muy bien que no haré tal cosa.

Me suelto de su agarre y lo empujo lejos de mí.

—Eres un cínico. ¡Es mejor que te alejes de mí en todo el día, o quizás toda la semana, o no, mejor toda la vida!

Me pongo a patalear como una inmadura. Es que no me lo creo. El muy pendejo viene a decirme que aceptó meterse en la cama de la zorra patética de Kelly para poder conseguir esos documentos como si fuera a decirme que le duele la cabeza.

Muy bonito pues, Halcón Mayor.

—Leah, tuve que hacerlo y verme creíble para poder lograr nuestro objetivo. Kelly no iba a ayudarnos si no aceptaba su propuesta.

—¡Y un carajo, Aaron!—Estoy mala de los nervios.—Ya me la imagino toda cachonda imaginándote Dios sabe como. Es una maldita inteligente, sabía que iba a ponerte condiciones, y claro, tenía que aprovechar lo que tanto ha alucinado contigo.

Me toma de los hombros para que deje de caminar de un lado a otro y fija su penetrante mirada en mí. Sus dos esferas grises me perforan el café de los míos y me tranquilizo. ¡Maldito sean sus encantos! Me tiene como una boba con solo mirarlo.

—No voy a acostarme con Kelly. ¿Qué no te queda claro, Chaparra? Fue solo una falsa promesa para llegar a donde queremos.

Me empieza a doler la cabeza y niego.

—No es tan fácil, Aaron. Va a exigir lo que le prometiste, y puede que nos traicione cuando no lo hagas. No podemos confiar en ella, pudo haberte avisado sobre el atentado, pero estoy segura que puede valerse de lo que sea para vengarse si sabe que no cumplirás su condición.

—Chaparra, no te adelantes a los hechos. Lo importante ahora es obtener esos documentos, luego encontraré la forma de deshacerme de ella.

—No lo sé, Aaron. No me gusta lo que has hecho.

Me ignora y se acerca bajando sus manos hasta mis caderas y su rostro baja unos centímetros en busca de mis labios. Me marea unos cuantos segundos y luego me besa fuertemente. Su boca me devora en instantes y yo como la idiota que soy cuando este hombre me pone una mano encima, me dejo llevar. Su lengua pide entrada y ya me vi con todo el traje estrujado cuando sus manos bajan hacia mi trasero y se aprietan haciéndome lanzar un gemido.

Mi Liberación #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora