Capítulo 8

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Había pasado un día y medio desde que se había puesto una guardia de la Legión de Reconocimiento esperando por el capitán Levi, Hange estaba sentada al borde de la muralla, no había dormido y apenas había comido, no se había movido de su posición esperando a que él llegara, sintió sus ojos algo pesados, así que parpadeó varias veces para relajarlos, cuando divisó movimiento; levantó los binoculares y lo vio, venía a toda velocidad en su caballo, para su buena suerte no había titanes cerca.

— ¡ABRAN LA PUERTA!

Devolvió su vista hacia Levi hasta que él cruzó la puerta, bajó a toda velocidad para alcanzarlo, llegó al piso justo cuando él descendía de su caballo.

— ¡OYE!

Levi volteó y Hange sin dudarlo corrió y se lanzó hacia él, Levi por instinto abrió los brazos para atraparla, sujetándola por la cintura, pero estaba tan agotado que no pudo mantener el equilibrio, cayendo de espaldas con Hange encima.

— ¿Tienes idea de lo que nos hiciste pasar?— lo sujetó del cuello.

— Cuatro ojos...

— He pasado toda la noche esperando a que des señales de vida, hacía frío ¿sabes?

— Cuatro ojos...

— Y no solo eso, Erwin me gritó por querer ir a buscarte, amenazó con encerrarme de nuevo.

— Cuatro ojos...

— ¡¿QUÉ?!

— También es bueno verte.— le dio una ligera sonrisa de lado.

Después de hacer eso y dejar a Hange medio atontada por lo que acababa de escuchar y ver Levi cerró los ojos.

— ¿Levi?—lo movió y no reaccionaba.— ¿Levi?— nada.— ¡¿LEVI?! ¡TRAIGAN UNA CAMILLA!

...

Mientras atendían a Levi Hange fue a visitar a Nifa quién ya había despertado del golpe y a Keiji quién tenía una férula en la pierna por el esguince en su rodilla, cuando se aseguró de que ambos estuvieran recuperándose regresó en busca de noticias sobre Levi. El médico le dijo que solo se trataba de agotamiento físico, era posible que no hubiera estado durmiendo bien, además no sabían cuánto tiempo estuvo enfrentándose a titanes, pues su tanque de gas estaba completamente vacío. Cuando este y los enfermeros salieron ella se quedó a su lado y tomó una de sus manos aliviada por el susto que le había dado y agradecida porque estuviera bien.

Sus pensamientos la llevaron a un momento específico, ¿había escuchado bien? Él había dicho que era bueno verla y no solo eso, también le había sonreído. Siempre lo veía frunciendo el ceño, tenso, pero en ese momento se veía tan tranquilo, su rostro estaba relajado, se veía lindo. Ante ese pensamiento se sonrojó, aunque no lo negaría, sus facciones, como sus labios delgados, su nariz pequeña y esos ojos azules, era atractivo, tal vez si cambiara esa mirada enojada por una sonrisa tendría muchas admiradoras, pero no sería Levi, le gustaba como era, le gustaba entenderlo, ahora que lo pensaba le gustaban muchas cosas de él, le gustaba que la escuchara, que a su manera se preocupara por ella, le gustaba seguir conociendo sus expresiones, le gustaba tenerlo cerca. Sin darse cuenta había llevado los dedos de su mano libre a la mejilla derecha de Levi dando una suave caricia, se sonrojó de golpe. Eso era algo que debía guardarse, no quería que la amistad que tenían se viera afectada por otros sentimientos, tenerlo cerca era suficiente.

Con ese pensamiento apoyó la cabeza en la cama y se quedó dormida.

— ¿Hange?—  escuchó que la llamaban de lejos.

— Mmmm...

— Hange.— aún no quería despertar.

— Solo un poco más...

— ¡Levántate cuatro ojos!

Esa voz...  Se levantó de golpe encontrándose con un Levi despierto mirándola de cerca.

— ¡Levi! ¿Cómo estás? ¿Quieres que llame al doctor?

— Estoy bien, solo tengo seca la boca.— dijo él carraspeando un poco.

— Voy a servirte agua.— Hange se dio cuenta de que sus manos seguían unidas y se levantó rápido, soltándolo para ir por un vaso.— Toma.

— Gracias.— Levi la bebió con un poco de prisa.

— ¿Ya anocheció? ¿Qué hora es?— Hange veía por la ventana la oscuridad de la noche, así que Levi la imitó.

— Un poco más de la media noche posiblemente.— dijo encogiéndose de hombros.

— Con razón me duele tanto la espalda.— ella sobó la parte baja de su espalda para aliviar el dolor.

— ¿Has dormido todo este tiempo?— le preguntó incrédulo.

— El cielo no estaba oscuro por lo que recuerdo y tú también dormiste bastante.— se volvió a sentar en la silla a su lado.— ¿Qué pasó?

— ¿Tu asistente no te lo dijo?— Levi frunció el ceño.— Nifa y Keiji estaban heridos, tenía que hacer tiempo.— dijo con simpleza.

— No, después de eso, estuviste fuera un día y medio más o menos.

Él sabía lo curiosa que era Hange, pero no tenía muchas ganas de hablar así que trató de resumir su experiencia.

— En un punto me quedé sin gas y mi caballo no aparecía, pensé que había muerto y que sería muy fastidioso llegar a la puerta, pero regresó por mí.— recostó la cabeza en el respaldar de la cama cerrando los ojos.

— Ya veo, estás practicante ileso, solo cansado.

— No había dormido bien en varios días, estuvimos de expedición, dormí peor y luego ni dormí por evitar que un titán me comiera.

— Por lo menos recuperaste el humor.— ella le dio un ligero golpe con los nudillos en la frente.

— Si tú lo dices.— la miró con cansancio.

— Y ya lo perdiste.— le reclamó en broma apoyando la cabeza en la cama.

Levi la miró de manera suave y llevó su mano hasta la cabeza de Hange, pasando los dedos por su pelo, ella se quedó inmóvil ante tal acción, manteniendo la cabeza baja porque pudo sentir los colores subiendo a sus mejillas.

— Gracias por esperarme, cuatro ojos.

Ella levantó ligeramente los ojos para encontrarse con esa sonrisa ladeada otra vez, le gustaba esa vista, por lo que le sonrió también.

— Estaba segura de que volverías y no me equivoqué, lo lograste.


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La forma en la que Levi demuestra cariño es sujetando la cabeza de la otra persona, cuando Hange y Levi aparecieron por primera vez literalmente esa escena fue puesta para mostrar cómo esos dos se llevaban, así que no creo que haya sido la primera vez que hubiera pasado.

Mira que lejos hemos llegado (LEVIHAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora