Everytime, anyway

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El halo dorado que formó una de sus dagas fue interrumpido en su mortal danza, un certero disparo lo arrancó de las manos de la asesina, provocando en ella un gran desconcierto. Alzó la mirada sin lograr comprender que es lo que había ocurrido.

Su esposo, el psiquiatra, le apuntaba con un arma, al rostro, el instinto le indicaba contraatacar, un movimiento rápido hubiera bastado, un tajo lo hubiera desalmado, otro más y le hubiera arrancado la vida, sin embargo existió estático.

Yor Brian, sintió un dolor tan grande en su corazón que creyó que le había disparado, pues las fuerzas le abandonaron a tal punto de serle difícil incluso respirar. Aquel gesto en su rostro, sus ojos celestes llenos de decepción por su engaño, entonces comprendió que su corazón se había roto pues estaba enamorándose de Loid Forger y ahora tenía que dejarlo para siempre.

— Pude seguirte hasta que cambiaste de ropa, el resto fue unir piezas, Thorn princess— declaró con un gesto como si esas últimas palabras le lastimaran.

Yor mordió su labio inferior que temblaba, sintió su vista nublarse con lágrimas, no recordaba la última vez que había llorado.

— Loid, Anya y tú...—sus palabras apenas eran un susurro.

— Creo que ninguno de los dos fuimos honestos y todo no fue más que una mentira.

Quería hablarle de cuánto significaban para ella, de como esas últimas semanas como una familia habían sido más significativas y reales que aquel papel que había interpretado toda su vida.

Si, eso justo era, la mentira era esta vida, aquella donde podrían ser enemigos, está donde ella le amenazaba con una daga y el con un arma de fuego y la verdad, la verdad era que se amaban.

— Loid-san...— susurró de nuevo, el resto de la oración quedó extranguladas en su garganta.

Su rostro se comprimió en angustia y se alejó corriendo a toda velocidad, saltó por la ventana rompiendo los cristales.

Twilight, la tuvo en la mira, pero su dedo en el disparador del arma no se movió ni un solo milímetro y así desapareció en la oscuridad.

****************

Manejaba inquieto su auto de regreso a casa, las cosas no habían resultado como quería. En toda su vida no había querido estar más equivocado y que sus sospechas simplemente hubieran sido parte de su imaginación. Habría deseado no haberla espiado, haber retirado el micrófono a tiempo y así tal vez ahora mismo estarían cenando en su hogar como una familia. Pensaba hacerlo ese mismo día convenciendose que había sido un error, pero una misión se lo impidió, luego terminó conociendo su otra cara, cuando le asignó una misión a la mortífera Thorn Princess 

Sintió que un nudo se le formaba en la garganta, con furia golpeó el tablero del automóvil y meneó la cabeza.

— ¿Qué demonios le voy a decir a Anya?...— se preguntó.

Ingresó a su domicilio rogando por qué su hija estaba dormida, quería que al menos tuviera unas horas más viviendo siendo parte de aquella puesta en escena que habían formado y el en fondo ansiaba tanto.

— ¿Pa?...— preguntó la voz adormilada de Anya detrás de él.

Tallaba uno de sus ojos con su mano derecha y con la izquierda cargaba su peluche preferido.

— Llegas muy tarde— afirmó la pequeña dando bostezos.

La niña frunció el ceño y miro hacia todos los lados. La pregunta que Loid temía estaba por surgir.

— ¿Dónde está mamá?— preguntó con cierta preocupación.

Loid realizó una fuerte inhalación comprimiendo sus propios sentimientos, se arrodilló frente a la niña y puso sus manos en sus hombros. 

Sweet SurrenderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora