Vinsmoke Sanji | Oportunidad

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Tw! Anemia

Llevaba enamorada de Zoro unos meses, y hoy le había escrito una carta que dejé en su cuarto.

El chico llevaba unos días un poco extraño y confuso, así que no se me ocurrió mejor manera que esa, ya que es un poco cerrado a la hora de hablar sobre sí mismo. 

No le confesaba mis sentimientos, prefería hacerlo en persona, pero sin duda en ese papel había un mensaje muy alentador y una posible indirecta. 

Zoro y yo éramos buenos amigos. No era con el que mejor relación tenía, pero tampoco era mi compañero de tripulación y nada más, nos unía una amistad más profunda. 

Por eso creo que me enamoré de él.

—Oye, Ginette.

Mi corazón inconscientemente latía muy rápido, la voz era de Zoro. Estaba segura que ya había leído la carta.

—Vengo a darte las gracias —comezó diciendo el peliverde —. Tus cartas eran muy buenas. Así que despejaré mi mente, renunciaré a las mujeres... 

Me sorprendí al escuchar lo que dijo. 

—¿Renunciarás a las mujeres? —pregunté. 

—Por el momento, sí. 

—Pero... Yo soy mujer.

—Tú eres... Ginette, tú no cuentas. Eres mi amiga —me pasó un brazo por los hombros —. ¿Quieres que bebamos algo de sake? 

—Cierto... Soy... Tu amiga —sonreí lo más que pude —. Tengo que ir a hacer algunas cosas, Zoro. Tomamos algo luego. 

—Está bien. 

Acababan de rechazarme, y lo peor es que conociendo a Zoro, lo había hecho sin ser cociente. 

Solo me ve como una amiga, no puedo ser nada más para él. 

Me fui a un rincón del barco. Mis lágrimas bajaban y no quería que nadie lo supiera, no quería preocuparlos por una tontería como esa. 

—¡Ginette-swaaaaan! 

Mierda, Sanji venía. 

Me limpié las lágrimas de mis mejillas y sonreí falsamente.

—Hola, Sanji.

—Toma, Ginette.

El chico me ofreció una bebida que tenía una pinta estupenda.

Era muy atento, y no sé por qué empecé a sentirme mal y a tener ganas de llorar.

—¿Estás bien? —preguntó el rubio.

—Sí, sí. Solo, se me ha metido algo en el ojo.

Aparté las lágrimas que se acumulaban en mis ojos.

—No es cierto, Ginette. Conozco muy bien a las mujeres.

Miré a Sanji, que me miraba de forma lastimera.

—Lo siento, parece que hoy no es mi mejor día.

—Puedes contarme lo que te pasa.

Dudaba si contárselo, y no porque no confiara en él, al contrario, sería al primero que le contaría las cosas, pero si decía cómo me sentía en voz alta, definitivamente lloraría sin reparo.

—Da igual, no es nada —tranquilicé al rubio.

—Está bien, no voy a insistir.

El chico se levantó y vi cómo quería alejarse de allí, quizás para darme espacio.

One Piece | One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora