Capítulo 22

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Con un grito ahogado me desperté temblando bajo las sábanas de mi cama. Sentía el sudor resbalar por mi frente. Puse una mano sobre mi corazón en un intento de calmarlo. Me levanté para lavarme la cara y poder aclarar mis ideas. 

Había sido tan real... Más que un sueño, parecía que había ocurrido de verdad.

«Esto ya ha pasado de castaño a oscuro» —pensé dejando caer la toalla sobre el agua.

Salí de la habitación para ir a la cocina. Me prepararía una tila, estaba muy nerviosa y no sabía qué hacer para calmarme.

Cuando entré, no encendí la luz y solo creé una pequeña esfera luminosa con mi magia. Me alivié al ver que allí sí era capaz de hacerlo. Busqué en la despensa y preparé el agua para hervirla en la tetera.

Esperé apoyando los brazos en el mármol, cuando escuché el pitido me dispuse a servirla en una taza.

Concentrada en mis pensamientos, no me di cuenta de que no estaba sola.

—Te vas a quemar si lo sostienes así.

Me giré deprisa soltando un grito de espanto para confrontar a quien fuera que estuviese allí, con las manos en posición de ataque, pero el otro individuo me sujetó los brazos bloqueándome. Alcé la vista para encontrarme con los ojos azules de Stephen.

—Tranquila, soy yo.

—¡Joder! Avisa antes de hacer eso. Casi me da un ataque —me solté de su agarre y me eché hacia atrás de nuevo en el filo del mármol.

—De haber sabido que te ibas a asustar tanto y que casi me atizas, lo habría hecho —habló mientras encendía la luz.

—¿Qué haces aquí? —pregunté. Señaló la mesa con la cabeza y pude ver que había un plato lleno con las sobras de la cena. —¿A estas horas? ¿Enserio?

—Llevo todo el día en el despacho, en algún momento tendré que comer —dijo con obviedad, luego posó su mirada en mi bebida. —¿Tila? ¿Te encuentras mal?

—No, solo que no podía dormir —dije, llevándome la taza a los labios.

—No sabía que padecieras de insomnio.

—Y no lo hago. Solo que cuando tengo pesadillas, luego no logro dormirme.

Se sentó en una silla y yo hice lo mismo. Nos quedamos en silencio, yo bebiendo la tila y él terminando de cenar. Lo miré discretamente, advertí el ligero temblor al usar los cubiertos. Luego posé mi mirada en su rostro. Era muy apuesto, no lo iba a negar. Seguramente las mujeres le llovían, no se ve un hombre así todos los días. 

Pero el aspecto era lo de menos, cuando te enamoras lo haces desde dentro hacia afuera. 

Creo que yo aprendí a querer las raíces, en vez de embelesarme con las flores. 

No sabía hasta qué punto aquello era bueno. 

Cuando sus ojos hicieron contacto con los míos, la vergüenza me pudo y aparté la vista. Apoyé la taza en la mesa para que no se notara el temblor en mis manos.

—Creo que me voy a dormir ya, o al menos intentarlo —dije a medida que me levantaba. Stephen también se incorporó de su asiento. 

—Yo también, ya fue suficiente por hoy —me miró antes de continuar. —Intenta descansar, te están saliendo ojeras por la falta de sueño.

—¿Vas a darme el sermón? —alcé una ceja, divertida. 

—No, haz lo que quieras. Pero luego no te quejes si pareces un zombie —me hice la ofendida ante sus palabras a lo que rió mientras pasaba por mi lado. 

—Oye —se paró junto a la puerta y se volvió para confrontarme. Lo miré con la taza en las manos, a punto de dejarla en el fregadero. —Es un alivio que estés por aquí.

Me sorprendí ante sus repentinas palabras.

—La casa es muy grande y solitaria. Y Wong no es que sea el alma de la fiesta —reí al pensarlo. —Creo que nos faltaba un poco de luz, ya sabes. 

—Bueno, gracias por lo que me toca —le sonreí.

—No le digas que te he dicho esto. Tendrá material para atormentarme durante el resto de su vida.

—Oh, no lo haré. Si no me das motivos para chivarme, claro —con una ligera risa hizo el ademán de marcharse. —Stephen.

Se detuvo ante mi llamado y me miró en interrogación.

—Yo también me alegro de haber venido aquí —y lo decía de todo corazón. Aunque él no tuviera idea de lo que yo sentía. Estuve feliz de que llegaran a mi vida. Estuve encantada de conocerlo a él.

No dijo nada, tan solo me miró, con un asentimiento y una pequeña sonrisa, se marchó. Por mi parte, dejé la taza en su sitio y me fui de vuelta a mi habitación. Intenté volver a dormirme pero fue misión imposible, así que saqué mi cuaderno, unos auriculares y mi reproductor de música. Empecé a dibujar y a escuchar las canciones que iban saliendo una tras otra. 

Me detuve al oír los primeros acordes de mi canción favorita que, casualmente, narraba a la perfección lo que sentía en aquellos momentos de mi vida.

The lingering question kept me up 2 AM, who do you love? I wonder 'til I'm wide awake. And now I'm pacing back and forth, wishing you were at my door I'd open up and you would say; "Hey, It was enchanting to meet you".

Tracé líneas pensando en la melodía, la letra y lo que me transmitía la canción. Pero sobretodo, no podía quitarme de la cabeza su rostro. Y, por primera vez, no dibujé solo con el lápiz, utilicé colores. Más concretamente el azul y el verde.

This is me praying that, this was the very first page. Not where the story line ends. My thoughts will echo your name, until I see you again. These are the words I held back, as I was leaving too soon. I was enchanted to meet you. 

Y con los últimos versos sonando y repitiéndose en mi mente, terminé el retrato. 

Please don't be in love with someone else. Please don't have somebody waiting on you.

𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐠𝐢𝐜 𝐈𝐧 𝐘𝐨𝐮 || 𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐱 𝐎𝐜 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora