A pesar de haber sido una buena tarde y en general, semana. Las inquietudes recorrían cada centímetro de mí.
¿Era yo lo que siempre quise ser de niña?
¿Quién no permitió que me pasase algo la vez anterior? ¿El destino deparará algo para mí?
¿Por qué era tan cierta la frase que decía “Vinimos solos, nos vamos solos”?He de suponer que no soy la única a la que las dudas abarcan gran parte de su forma de pensar, que variados problemas le hacen sentir mal y que día tras día cae en cuenta de que las pérdidas y ganancias de todo tipo son ineludibles y arduamente dolorosos en ocasiones.
Nos encontrábamos Austin y yo en mi casa, ya que mi Madre (como cosa rara) estaba en un viaje de trabajo. Me sentía imperturbable a su lado o eso creía, al lado de su presencia, aroma y demás.
Pero finalmente los interrogantes dominaron mi ser completamente.¿Cómo iba a confiar en alguien más, si no lograba hacerlo conmigo misma?
Había extraviado toda mi fe y carisma en todos. Solo determinaba a Adeline como honesta, el resto me era indiferente.Todo cambió en el día en que ella, fue diagnosticada con una Encefalitis (Inflamación en el encéfalo)...
Debido a que sus padres la sobreprotegían en grandes cantidades, decidieron trasladarse a Rusia, aunque Adeline no lo quisiera así.
Inicialmente sus expectativas de vida eran pocas, pero la Medicina Rusa hizo milagros en ella al parecer... Se salvó, pero no por ello volvería a Dallas. La comunicación con ella es dificultosa; pero siendo así, tampoco fracasamos. De igual manera la añoro.Tampoco puedo decir que la muerte de mi padre no toco mis más profundas fibras, porque estaría mintiendo. Así sucesivamente supongo que iré perdiendo a cada ser querido... Porque después de todo vine sola...
La vida es así, indolente e inexorable.
Mas no por ello dejaré de luchar por lo que más anhelo: mi felicidad.
Eso sonó estúpido, pero ese simple factor es la base del diario vivir...
No quiero ser alguien más que espera el morir. Y tampoco, quiero ser aquella ignorante e indiferente que no observa siquiera las dificultades del semejante fijándose en el bienestar propio únicamente.Tal vez le tenga miedo a la soledad, a dar la mejor parte de mí a personas que se irán de mi lado de una u otra manera en algún futuro.
En ese instante mis ojos se cristalizan y siento cómo rueda una lágrima por mi mejilla; Austin cae en cuenta y entrecierra sus ojos, sabe que no me encuentro nada bien. Susurra mientras me abraza:
—Te quiero —suspira. —Te quiero más que a nadie Christina Miller y no me agrada en absoluto la idea de que llores.
—Quédate un rato más... —le digo en el mismo tono de voz.
Asiente y me abraza con más fuerza.
—¿Tú te irás como todos lo han hecho? —le pregunto al cabo de un largo silencio.
—No. Sé que todos los que han hecho eso, han dicho estas mismas palabras, pero por mi parte, las cumpliré. Porque me importas —responde serio.
—...Pasada la conversación, le muestro mi habitación, lugar donde dormiría ya que mi madre sabría rápidamente que alguien estuvo en la de huéspedes con solo olisquear el ambiente, y yo descansaría en la de ella. Luego de cambiar las sabanillas de cada cama de la casa gracias a lo ocurrido en ellas anteriormente, él reposó plácidamente en dicho lecho después de despedirnos, claramente....
“Vinimos solos, nos vamos solos.”
Simplemente no sale de mi mente esa oración; a partir de este momento la seguiré teniendo en cuenta. Buscaré mis pedazos rotos por el camino, exclusivamente por mi cuenta.
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Desde aquel día
Novela Juvenil¿Ha de ser posible confiar en alguien cuando no puedes ni hacerlo en ti mismo? Solo hay una manera de averiguarlo. ¿Se puede querer a alguien que oculta temibles secretos? Christina Miller, una adolescente de dieciséis años. Edad donde su vida d...