La curiosidad mato al gato.
Seth lo sabía.
Su hermana lo sabía.
Ellos lo sabían.
Los habitantes de Greyfalls nunca vieron el peligro hasta que fue muy tarde.
Jamás pensaron que su locura llegaría a tanto.
No tenían control, ni remordimiento, ni sens...
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—Seth.
Ojos celestes mirándome con molestia pero con un brillo de súplica.
— Confía en mí.
— ¡Mierda! —Toryan grito cuando la aguja volvió a hundirse en su piel haciendo que tuviera miles de arcadas simultáneas.
—Oh por dios. —me queje mientras cerraba los ojos para no ver como poco a poco suturaban la herida de su brazo.
—No la vomites. —gruñeron tres voces fuertes, reconociendo a dos y la última haciendo que mirara a su dueño.
Observe al pelirrojo con ojos grises enojados y que se paseaba de un lado a otro con los brazos cruzados mientras terminaban de suturar a Toryan y la vendaban. Ahren se había visto muy molesto cuando había tomado a Toryan y llevado al sofá cuando la adrenalina había bajado luego de pelear con Ahren.
No sabía con exactitud quien era Ahren, pero Crista había dicho que eran familia. ¿Pero qué familia? ¿También era su hermano? Y si así fuera, ¿Por qué no había llegado junto con ellos?
Me intrigaba saber quién era Ahren, pero una me quedaba clara. Era su familia, sino ¿Quién más podría tener la misma reacción y comportamiento que ellos?
Todavía tenía algunos escalofríos cuando recordaba la furia asesina pero era tan contradictorio cuando la veía ahora. Volví a verla, se inclinó hacia atrás cerrando sus ojos con fuerza, sus cejas frunciéndose en dolor mientras sus manos temblorosas apartaban su cabello de su rostro mostrando un leve sonrojo en sus mejillas y la punta de su nariz.
— Tampoco la babees. —rodé los ojos ante el comentario burlesco de Trevor mientras este se acercaba y se sentaba rebotando al lado de Toryan quien lo miro con enojo. —No me mires así, cara de mierda.
—Es la misma que la tuya, pedazo de mierda. — gruño Toryan lanzado un golpe a Trevor haciendo a este quejarse y reír malvadamente.
Los observe con una pequeña sonrisa discutir y pelear a ambos, el doctor lanzando una mirada a los mellizos antes de levantarse y pasar a otra habitación. Mire otro rato más a los dos, ambos se acercaron, Trevor jalándola y haciendo que se recostara en él mientras la abrazaba con su brazo en el hombro.
Toryan rodo los ojos haciendo que se detuviera mirándome fijamente notando como se relajaba contra su hermano. Sus ojos celestes brillando eran tan tranquilos pero a la vez te transmitían cierta oscuridad en ellos.
—Ten cuidado con su brazo, Trev. — pidió Sean haciendo que cortara la mirada con Toryan y tomara la bolsa de vegetales congelados que me tendía y ponerla en mi mandíbula machacada haciendo que soltara un quejido.
—La tengo, Sean. — Trevor se estiro sin despegarse de Toryan. — Ahren, más vale que des unos pasos atrás porque no quiero que la loca de mi hermana se haga más daño y tampoco la voy a detener si va tras tu cabeza.
