Capítulo 1

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Esta historia se remonta en el siglo XVII.

- ¡Abran!¡Brujas! - escucho fuera del pequeño almacén mientras cae polvo del techo de lámina al suelo debido al ajetreo.

Escucho los gritos y sollozos de Sofia en mi hombro mientras me abraza.

No tengo idea de como saldremos de esta.

...

Cuando tenia 1 año me dejaron en la puerta de una iglesia, estaba muy delgada y pálida tanto que el sacerdote creyó que moriría, pero una monja llamada Ana soñó con un milagro que me salvaba y nombraba Norma, por la capacidad de parar mi llanto cuando me lo pedían.

Desde ahí he sido Norma, una obediente niña criada en la iglesia. Mi ropa esta hecha en su mayoría por tela de la ropa de mis madres las monjas.

Me sé todos los rezos y ayudo en las misas todo el tiempo.

Siendo cuidada por personas tan buenas y estrictas al mismo tiempo aprendí a leer, escribir, cantar, tocar la guitarra, violín, flauta, contar, sumar, restar, dividir, multiplicar, etc. En general soy el ejemplo de niña perfecta en el pueblo, solamente tengo un grave defecto.

Soy huérfana.

Eso siempre me ha acomplejado desde que tengo memoria, por eso no tengo amigos, además de que no tengo tiempo para esas cosas, soy demasiado cobarde como para negarme a cumplir las tareas de la iglesia. Yo barro, trapeo, lavo la ropa, plancho,  cuento las ofrendas, cuido de la iglesia en general y hasta recibo a los visitantes.

Cabe destacar que ni los niños o adultos quisieran juntarse con una huérfana rara que viste como monja y pasa las 24 horas en una iglesia.

Me enseñaron a no mirar nunca al rostro de la gente ni sonreír sin su permiso.

No podría expresarlo en tan pocas palabras pero se que mi vida es un asco.

En muchas ocasiones he pensado en suicidarme, pero jamás lo haré por que no quiero ir al infierno. Se que mi vida se basa en la iglesia y nada más, tal vez ese es mi único propósito.

- Escucha Norma - me dice el padre mientras estamos en la mesa, yo solo volteo hacia mi comida y asiento con la cabeza.

Se que no debo mirarlo a los ojos.

- Desde hace tiempo debiste entrar a la escuela, pero no tenemos recursos para eso, aquí hay muchas bocas que alimentar - señala con la mano hacia mis madres.

- Eres muy joven para mandarte al convento pero muy mayor para esta iglesia -

¿Mayor para esta iglesia?

- Padre no creo que... - interrumpe mi hermana Flor.

- Flor, no te di permiso de hablar en la mesa - la regaña el padre y esta agacha de nuevo su cabeza.

- Norma, pronto estarás en edad casadera, no puedo permitir que manches la pureza de esta iglesia. El lugar se llenaría de deseos indecentes provocados por ti -

¿Por mi?

- Hablaré internamente con candidatos para tu matrimonio, hasta entonces no recibirás a los visitantes ni me ayudaras en las misas - termina - ¿Entendido? -.

- Si - respondo con la cabeza agachada.

Entonces mi destino es casarme.

¿Yo? ¿Esposa? Siempre me imagine como mis hermanas, sirviendo en la iglesia el resto de mi vida.

Tener hijos, estar con un hombre, pensé que era pecado.

¿Será pecado que este en la iglesia? ¿Qué haya crecido? ¿Qué hice mal?

Pasando la tarde mientras barría la iglesia entendí por que me querían fuera de ahí.

- Hey, eres linda, ¿Cuántos años tienes? - me pregunta un hombre dentro de la iglesia.

No había nadie no se por que me esta hablando.

Baje la cabeza y segui barriendo en otro lado, cuando volvió a insistir.

- ¿También eres muda? Me gustan calladas - insinúa tomando mi barbilla.

Me rendí a ver su rostro, claramente tiene 30 años o más.

- Que bonitos ojos tienes - dice recordándome que debo bajar la mirada, este con su mano mueve mi rostro hacia los lados - Dime, ¿Ya estas comprometida? -.

- ¡¡Norma!! - escucho el grito del padre a lo lejos.

Asustada alejé al hombre de mi, luego volteé al padre.

- Mande, padre - volteo mi cuerpo hacia el.

- Eres... - toma mi mano derecha con fuerza y me jalonea detrás de la iglesia.

El rostro del hombre es asqueroso mientras sonríe levemente. Claramente hizo enojar al padre.

Ha sido la tarde más larga de mi vida, mientras un palo golpeaba mi espalda haciendome gritar como nunca.

Así que... Estos son los deseos indecentes.

Si tan solo fuera hombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora