Capítulo 23

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La gente dice que cuando un día es malo, no puede ir a peor. Cuánto se equivocaban. 

Mi jornada parecía transcurrir con normalidad, nada fuera de lo normal. Por la mañana tomé mis lecciones y practiqué un poco. Al mediodía tomé mi comida y en aquel momento me estaba arreglando para ir al trabajo. 

Trencé mi cabello de forma simple y lo até por detrás de mi cabeza. Luego me vestí con vaqueros y una blusa blanca. Cuando terminé salí de mi cuarto para llegar a la planta baja. 

A medida que iba descendiendo, escuchaba varias voces charlar. 

«Deben ser Stephen y Wong».

Y como si de brujería se tratara, el asiático apareció por el pasillo de mi derecha. Me detuve y miré las escaleras, un poco confundida.

—¿Y esa cara de circunstancias? —preguntó cuando llegó a mi lado.

—Pensé que estabas en el vestíbulo.

—Acabo de salir de la biblioteca y aún me falta mucho que ordenar —dijo con tono de cansancio. 

—Parece que tenemos visita, entonces —se asomó un poco por las escaleras para comprobar que mis oídos no me fallaban. —Aún no estoy sorda, Wong.

—No me extrañaría que se te atrofiaran los oídos. Escuchas la música a niveles demasiado altos. Si llega a pasar algo y tienes eso puesto, ni te enteras.

—Vale, lo he pillado, gruñón —volví a iniciar mi marcha. —Me voy a trabajar, no la liéis mientras no estoy.

—Entendido. Ya que vas abajo, hecha un vistazo, a ver quién es.

—Eres un chismoso de mucho cuidado, ¿lo sabías? —reí. Él tan solo se excusó en que no quería a ningún extraño merodeando por la casa y luego se marchó por donde había venido.

Bajé las escaleras que me faltaban para llegar al primer piso y desde mi posición pude ver de quién se trataba la misteriosa visita. 

Se me cayó el alma al suelo.

Stephen hablaba bastante efusivo con Christine, la cual estaba junto a la entrada. No hacía mucho que había llegado. 

No quería pasar por allí. Cuando iba a darme la vuelta para conjurar un portal y escabullirme la voz de Stephen me detuvo en seco.

—¡Avril! 

Me giré despacio para confrontarlos. Ambos esperaban contentos. Bajé las escaleras para reunirme con ellos.

«¡Tierra trágame y escúpeme en Marte!»

—Hola... —saludé.

—¿Te vas ya a trabajar? —asentí. —Pues justo a tiempo, Christine acaba de llegar. 

—Hola, otra vez —sonrió y yo le devolví el gesto. —Stephen me ha dicho que trabajas en una cafetería en el centro. Puede que vaya algún día.

—Puedes ir siempre que quieras, allí te atenderán muy bien —le respondí cortesmente. —¿Qué te trae por aquí?

—Christine a venido a consultarme un problema que tienen con un paciente ingresado en urgencias —habló Stephen.

—Vaya... Espero que se recupere pronto —hablé un poco apenada. Los hospitales, y en general todo aquel mundo, me daba mucho respeto y temor a la vez.

—Gracias. Con sus consejos se pondrá bien pronto. 

—No lo digas demasiadas veces. El ego aumenta y no hay quién lo aguante después —bromeé mirando a un Stephen que hizo su mejor papel de ofendido.

𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐠𝐢𝐜 𝐈𝐧 𝐘𝐨𝐮 || 𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐱 𝐎𝐜 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora