Claire Grace
—Nos alegra muchísimo poder celebrar este momento —hablé de repente, llamando la atención de cada persona en la mesa—. Junto a mi prometido, hemos decidido que nuestra boda será en poco menos de un mes y estamos muy emocionados por lo que esta nueva era va a traernos.
Codeé suavemente a Santiago, que lucía algo inquieto. Sé que está un poco nervioso porque le pedí que dijera algunas palabras aquí en la cena.
No lo culpo por su ansiedad. Es nuevo en la aristocracia, está apenas aprendiendo cómo se mueven las cosas que involucran la política, además de que estas personas son como serpientes venenosas que buscan cualquier defecto para criticar.
También no puedo dejar de agradecerle por hacer esto por mí, pues aunque él dice que soy la reina y que está obligado a hacer lo que digo, al final del día no lo hubiera forzado. Estoy desesperada, pero no soy mi madre.
Entiendo que lo estoy haciendo traicionarse a sí mismo, que se siente culpable porque piensa que también traiciona a Eloy. Aun así, desde el fondo de mi corazón, creo que mi difunto esposo estaría agradecido con su amigo por ayudarme en un momento tan difícil, aun si eso supone que debe desposarme para hacerlo.
—Bueno, yo... —el ahora marqués de Selaria se queda en blanco por algunos segundos, entonces decidí codearlo de nuevo, con poca fuerza para volver a llamar su atención—. Yo estoy honrado, pues...
—Por favor, no te van a comer —le susurré, logrando hacer que me viera a los ojos—. Está bien, tú puedes.
—Estoy sumamente feliz de que...
Tomé una gran cantidad de aire al notar que volvía a bloquearse. Mi mirada cae sobre Austin, quien se encontraba cargando a mi hijo en brazos. Mi hermano se levanta de su asiento mientras me asiente.
—Creo que milord está tratando de decir que está agradecido con los dioses, y su reina por darle esta especial oportunidad —habló el príncipe, haciendo que la atención de los nobles cayera sobre él—. Lord Altawer está intentando expresar su emoción por todo lo que se viene para el reino, pero la belleza de su futura esposa lo deja sin palabras.
—Querido, eso es muy lindo —fingí con tono dulce al tiempo que me giraba hacia Santiago—. Eres un sol —me acerqué a sus labios y con toda la fuerza de voluntad que pude reunir, dejé un casto beso en ellos—. Gracias, milord.
—Lo siento —me responde por lo bajo.
—No pasa nada —le aseguré de igual manera.
Durante las últimas dos semanas, hemos estado integrando a Santiago a las reuniones del consejo real, en las cuales no le ha ido nada mal, de hecho ha aportado con muy buenas ideas de estrategia, así que creo que lo va a hacer muy bien.
No dudo de que le tome un poco de tiempo poder acostumbrarse a hablar con los nobles, cosa que creo sé de dónde viene. A lo mejor el marqués tiene miedo de decir o hacer algo que nos ponga en apuros; con mi familia es más abierto porque a fin de cuentas es la familia, no hay manera de que cometa un error porque es el consejo interino. Sin embargo, si algo sucede con los nobles, puede costarnos grandes y no muy buenas consecuencias.
ESTÁS LEYENDO
La Unión {Elementales III}
ФэнтезиLos rumores cuentan que después de tan solo un año y ocho meses de gobernar, la reina podría estar considerando la idea de abdicar. No era secreto para nadie en la corte, que su majestad estaba totalmente devastada luego de la muerte del rey, pues s...