Capítulo 27

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Claire Grace

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Claire Grace

—Ahora entiendo por qué estabas tan alterada el día de tu boda —admite Bri, que no deja de moverse de un lado para otro, levantándose el vestido para no tropezarse con él—, ¿Cómo es que se sobrevive a estos momentos?

No pude evitar que las carcajadas se me arrastraran por la garganta. Aunque si soy sincera, sólo me estoy riendo porque yo ya pasé por esto, pero la entiendo por completo. Es verdaderamente una pesadilla, pero al menos es una que, por lo general, tiene buen final.

El día de la boda de mi amiga y mi hermano mayor ha llegado y la tengo nerviosa, sin quedarse quieta ni un segundo para terminar de ayudarle con el maquillaje. Si ella está así, no quiero imaginar a la diva que es Austin.

El príncipe debe estarse ahogando en ansiedad, cosa que me provoca mucha risa, pues cualquiera creería que es al revés, pero no, doy hasta mi última moneda a que Austin está peor que Bri.

Eso sí, Brisa se ve hermosísima con su vestido y el peinado precioso que Malia me había ayudado a hacerle. Fueron varias horas de estar ayudando, también de intentar calmarla. No mentiré, nos hemos pasado toda la tarde metidas en mi recámara, pero tampoco negaré que ha sido divertido.

Nuestra amiga se había ido hace un rato para también prepararse, por mientras yo me he quedado para maquillar a la castaña, pero no me ha dejado terminar, pues apenas va cayendo en cuenta de que hoy es su boda.

—Todo va a salir bien, ya lo verás —le aseguro, tratando de calmarla lo más que pueda.

—¿Estás segura de eso? —cuestiona, mordiéndose el labio con mucho nerviosismo—. Por favor, dime que no me voy a caer, o voy a vomitar por los nervios, o...

—Relájate —susurré, llegando hasta mi mejor amiga, posando mis manos delicadamente sobre sus hombros—. Todo saldrá bien. No te vas a caer. No, los nervios no te harán vomitar. No, Austin está enamorado perdidamente y no se negará —completé lo que sabía que iba a decir, pues había escuchado su pensamiento en mi cabeza—. Estoy más que segura.

No me costó mucho más para por fin hacer que se calmara lo suficiente como para que se quedara quieta. Y cuando por fin lo hizo, no me tardé en pedirle que volviera a sentarse para terminar con el maquillaje, pues ya se estaba acercando el momento de llevar a cabo la ceremonia. Será una boda demasiado linda. Eso sí, la fiesta lo será aún más.

No ha sido demasiado tiempo de planeación, pero Austin le ha puesto mucho empeño para que el día de hoy sea simplemente inolvidable y sé que así será, lo presiento.

Empezando por el hecho de que al fin hicimos que Daniel entregara el grano, eso antes de despojarlo de su título, además de sus propiedades. Dicho dominio se le otorgó a Santiago, pues es más ventajoso para mí que mi futuro esposo sea quien, al menos por el tiempo antes de nuestra boda, maneje las propiedades del ducado de Alantia.

La Unión {Elementales III}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora