Irascible

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- No estoy de malgenio

- Si lo estás

- Que no... solo déjame en paz.

- ¿Ves como si estás de malgenio?

- ¿Y si así fuera qué, Temari?

- Pues nada... solo que sería bueno que lo admitieras. Suele ser el primer paso para quitar el mal humor.

Shikamaru no le respondió, solo bufó y siguió caminando a su lado. Temari lo miró sonriente, era divertido verlo en ese estado de ánimo tan raro en él.

Iban de camino a la aldea de la hoja tras finalizar aquella tediosa misión. En un inicio era puramente diplomática, pero habían terminado destruyendo un deposito ilegal de armas que pretendía ser una amenaza para la Aldea dela Arena y por ende, a la Aldea de la Hoja. Para ese momento justamente era el turno de Shikamaru de descansar en lo que Temari vigilaba, pero las cosas se descontrolaron en un instante.

Esa destrucción claramente les trajo varios problemas, pero no fue nada que no se pudiera resolver con la inteligencia y astucia de ambos ninjas, pero también una alta inversión de tiempo por parte del Nara que había quedado al frente de la mayoría de negociaciones.

Cuando lograron el objetivo, por el bien de las relaciones diplomáticas, se habían quedado a la cena más larga de la vida de Shikamaru. La cena de por sí, estaba bien, demasiado excelente.

Lo que no soportó, fue lo que vino después. La fiesta.

- Temari, ¿por favor podemos ir a dormir? – Le susurró cuando ella se sentó de nuevo a su lado. Mentiría si no dijera que primero quería un poco de acción para relajarse antes de caer profundo.

- ¿Dormir? Shikamaru, ¡estoy bailando! La noche es joven.

- ¿Cómo tienes tanta energía? Hoy hemos salvado el mundo como 3 veces, ¿podemos simplemente darnos nuestro merecido descanso? – Le había dicho acariciando su mano queriendo que ella entendiera lo que deseaba.

- Yo siento que merecemos divertirnos, ¡ven, baila conmigo!

- Ya bailamos como cuatro veces. En serio es suficiente.

- Entonces ve a dormir tú. Yo me quedo.

Shikamaru la vio alejarse hacia la música. La muy condenada encontró pareja de baile con una rapidez asombrosa, y no era para menos, era muy hermosa. Tan hermosa como desconsiderada.

Si, él podía ir a dormir solo, pero no quería dejarla ahí. Acababan de tener problemas diplomáticos y no quería arriesgarse a más problemas... tampoco quería que la siguieran mirando como a una cosa.

Ella no se daba cuenta (O quizás sí, pero le daba igual), pero solo la estaban mirando como un trozo de carne, calculando el momento de lanzarse a tomar una mordida. Aquello no le agradaba en lo más mínimo.

Tampoco le agradaba el hecho de no poder decirle nada al respecto. Finalmente ella era libre como el viento y hacía cuanto le daba la gana. Ya ese mismo día en la mañana habían discutido por lo mismo y a Shikamaru no le quedaba nada más que morderse la lengua para tragarse los celos que le daban cada que otro hombre tocaba su cintura.

- Si... tiene derecho a divertirse.... sin esa condenada estaríamos muertos... lo hizo muy bien... que se divierta... su plan funcionó... puede divertirse.... – se repitió como un mantra para tener paciencia.

Sabiendo que no tenía nada más que hacer ahí, fue a su habitación. No descansó ni un carajo porque se había acostumbrado a dormir con ella durante la misión y porque su cabeza no paraba de imaginar lo que hacía en aquella fiesta.

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