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Había pasado cierto tiempo desde que ese extraño ente apareció en frente de mí. No lo volví a ver después de eso, pero si sentía que me observaban constantemente. Lo peor era sentirme así de noche, casi ni podía dormir.

No le conté nada a Ten, hacer eso podría distraerlo de sus estudios, también le podría contar a Jaehyun, pero ya no quería molestarlos más. Tenía que aprender a vivir de esta manera solo.

Eso también me daba miedo.

Dejando de lado todo aquello, la búsqueda de Taeyong no estaba resultando para nada. No teníamos ninguna información sobre su paradero, ni sobre que le pasó exactamente, es como si la tierra misma lo hubiera tragado y eso ya nos estaba desanimando más de lo que esperábamos. Doyoung seguía raro, se veía paranoico y miraba a todas partes, no me quiso decir nada, así que le di su espacio.

Todo esto me está frustrando.

Suspiré con resignación y me eché en el suelo. Me daba igual si estaba frío o mi espalda dolía, solo quería cerrar los ojos y dejar de pensar en todo.

Sentí un peso sobre mi pecho y abrí un poco los ojos. Escuché un maullido.

— Oh, Leon.

Había olvidado por completo que no estaba tan solo como pensaba, los gatos de Ten también estaban aquí.

— ¿Tienes hambre, amigo? — lo acaricié sutilmente y sonreí despacio.

Maulló en respuesta y se levantó de mi pecho, me levanté y me dirigí a la cocina para sacar su comida.

Una vez le di de comer, volví a perderme en mis pensamientos y en el silencio.

Miré por la ventana y solo podía admirar un paisaje gris. El día estaba tan nublado que me ponía deprimido.

El mismo clima de siempre, la misma rutina diaria ¿acaso esto será por siempre de esta manera?

Me sentí observado otra vez y giré mi cabeza en dirección a la entrada de la cocina. Mi mirada chocó contra unos ojos curiosos que me observaban fijamente. Nos quedamos así por un buen tiempo hasta que ese ente decidió irse de manera calmada.

¿No podría pasar algo malo si lo sigo, verdad?

Tal cual ese pensamiento llegó a mi mente lo realicé. Lo seguí de la manera más calmada que podría estar, pasamos por la sala, el baño, el segundo piso hasta llegar al primero y todo terminó en la puerta del sótano. Paró en seco, por lo cual lo imité, escuché un leve suspiro de su parte y solo esperé otro movimiento.

— Es muy valiente de tu parte seguirme por toda tu casa.

Tragué duro al escuchar su voz otra vez, estaba temblando más que nada.

— ¿Acaso no me tenías miedo?

Mi corazón iba al mil en ese mismo instante.

— ¿No piensas responder?

Antes de que pudiera decir algo más un fuerte golpe se escuchó del otro lado de la puerta hacia el sótano. Luego otro y otro y así hasta que la manija comenzó a girar con desesperación.

No sé cómo es que no me desmayé en ese instante.

— ¿Q-qué es eso? ¿por qué lo hace con desespero?

No me respondió, solo se limitó a ver como alguien intentaba salir de aquel frío y solitario sótano.

— Ella salió antes, no entiendo porqué tanto alboroto.

Me quedé helado con su respuesta ¿ella? ¿La habré visto antes?

Antes de poder contestarle de regreso, volteó completamente, di un brinco en mi lugar, él no se inmutó. Era tal cual y como lo recordaba aquella vez, su mirada apagada, el morado en su piel pálida y enfermiza. Su ropa sucia y manchas de lo que parecía ser sangre y una gran línea en su cuello. Era tan tétrico.

ㅡ𝙉𝙤 𝙗𝙖𝙟𝙚𝙨【Johnil】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora