━━¡One shots!
hay miles de historias donde puedes estar con tu personaje favorito de Kimetsu, pero, no hay muchas donde seas un chico.
este 'libro' te da la oportunidad de serlo! pasa y diviértete!
¡con mi imaginación activa me es imposible estar...
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A decir verdad, vivir en el pueblo de los herreros era extremadamente tranquilo.
Ningún estruendo de demonio, sin personas gritando, únicamente con la calma de cada uno, el sonido de las aguas termales y si acaso el metal golpéandose una y otra vez.
Todos en aquel pueblo conocían a un cazador que siempre les visitaba cada que tenía oportunidad, llevándoles comida del resto de pueblos o incluso recuerdos como campanas de viento o kimonos, por eso y más se ganó el cariño de todos, en especial de uno de ellos.
_______ Mori, un cazador de rango Hinoto, que siempre se escabullía de sus misiones con tal de ver a su amor secreto.
Aunque esta vez no era así.
Aún en la espalda del kakushi temblaba, estaba a nada de llorar mientras un mismo pensamiento rondaba por su mente.
"Va a matarme"
Ahora si bien romper una espada una o dos veces estaba bien, pero romperla cuatro veces en una misma semana ya era una razón para obligarlo a ir al pueblo del herrero. ¡No lo culpen! El no tenía la culpa de toparse con demonios incluso más superiores en poder a los que solía combatir.
-Ya llegamos, Mori-kun━le avisó la kakushi de dulce voz que lo cargaba, bajándolo de a poco hasta que sus pies tocaron el suelo de nuevo.-
Con las manos temblorosas se quitó la venda que cubría sus ojos, costándole un poco acostumbrarse de nuevo a la luz del Sol.
-Muchas gracias, mándele mis saludos a Oyakata-sama y al resto de kakushi.-
Ella asintió en silencio antes de desaparecer por donde vino.
La vió irse y con una gran bocanada de aire se dió la vuelta de manera lenta, no sorprendiéndose al ser empujado al suelo con fuerza, lloriqueando por los tirones en el pelo que recibía.
-¡¡Voy a matarte!!-
-¡¡Por favor no, soy muy joven para morir!!━exclamó entre lágrimas, teniendo ahora a alguien más en su espalda e inmovilizándolo.-
-¡¡Tienes 29 años, _______!! ¡¡no estás para nada jóven!!-
-¡¡lo dice el de 37, viejete!!-
No esperó mucho tiempo hasta recibir un golpe en la cabeza que lo dejó atontado. El resto de herreros que pasaban por ahí ni siquiera se inmutaban, era tan común ver a Haganezuka enojado con el pobre cazador por romper de nuevo una de sus preciosas katanas.
-¡¿Cómo se te ocurre romper cuatro katanas en una misma semana?! ¡¡¿Crees que son fáciles de hacer o qué?!!━le volvió a recalcar, picoteándole múltiples veces su mejilla hasta dejarla roja.-
