Ya no se oye nada. No se nos oye hablar, no se nos oye reírnos. Solo se escucha el aire que azota las hojas de los árboles de aquel parque que solíamos frecuentar cogidas de la mano por la noche. La noche, nuestro momento favorito del día, cuando por fin estábamos juntas, solas. No recuerdo el momento en el que todo cambió, cuándo nos convertimos en aquello que juramos no ser. Supongo que lo sabíamos, por supuesto que sabíamos que ese día iba a llegar. Ya no me mirabas como antes, no sostenías tus dedos con los míos de la misma forma. No sabíamos qué contar y el silencio se volvía incómodo, vacío, sin esperanzas. Poco a poco nos íbamos distanciando, ya no teníamos la misma necesidad de llamarnos para saber si todo iba bien. Nos convertimos en fantasmas, fantasmas refugiados en nuestras pantallas y no en nosotras mismas, en nuestro hogar, como nos gustaba llamarlo.

ESTÁS LEYENDO
A TRAVÉS DE ELLAS
PoetryParece que lo que no se dice no existe. Por no alzar la voz, no existes. Pero no es verdad. Nos refugiamos entre letras que dan sentido a nuestra vida, existimos gracias a ellas, al menos durante unos minutos. A través de mí, a través de tí, a tra...