Capítulo 5: Fin de semana

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Mientras viajaba en el tren bostezó cansada, el día anterior tuvo que quedarse hasta muy tarde. Ese tal Kirishima había sido un dolor de cabeza, el tipo apenas comprendía que debían hacer en ese informe.

Con bastante pereza salió de la estación y caminó hacia la U.A., sorprendiéndose al ver esa muy conocida cabellera.

-¡Kacchan!- La saludó el pecoso mientras se le acercaba corriendo.
-Me dirigía a la universidad y pensé en esperarte para caminar juntos- Habló con una enorme sonrisa en su rostro.

Katsumi no dijo nada.
Era extraño, le incomodaba bastante que alguien se le acercara, sin embargo de cierta forma se sentía a gusto con Deku, él no la miraba como lo hacían los otros chicos, su verde mirada solo expresaba ternura.
-Como sea- Respondió simplemente mientras caminaba.

Izuku la acompañó hasta su Facultad, apenado le mencionó que no podrían juntarse en el almuerzo o verse durante la tarde, él tendría clases hasta muy tarde y sus horarios no coordinarían.

La chica simplemente asintió mientras se despedía moviendo la mano e ingresaba al edificio.
¿Cómo sabía de sus horarios el nerd? Se cuestionó a sí misma.

 ¿Cómo sabía de sus horarios el nerd? Se cuestionó a sí misma

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Por fin era fin de semana. Ese sábado, como de costumbre, no saldría de casa, dormiría hasta tarde, descasaría y tal ves estudiaría un poco.
Sin embargo, tal parece que sus padres tenían otros planes.

-¡Buenos días!- Vociferó su madre mientras abría la puerta de su habitación de forma brusca.

-Déjame en paz vieja bruja. Aún es temprano- Refunfuño la menor mientras cubría su cabeza con una almohada.

-¡Claro que no!- Respondió alegre mientras abría las cortinas del dormitorio -Vamos, levántate-

-Es sábado- Se quejó mientras quitaba la almohada de su rostro y observaba a su madre con el ceño fruncido.

La mujer sólo sonrío mientras hacia un gesto con la mano hacia la puerta. Su padre ingresó con una gran sonrisa y un pequeño pastel de cumpleaños en sus manos.
-¡Feliz cumpleañeros!- Dijeron ambos padres a la vez.

Katsumi los miro confundida ¿Cumpleaños?¿Como qué cumpleaños?. Dirigió su mirada al calendario colgado sobre su escritorio. Efectivamente, era 20 de abril.
Salió de la cama algo desconcertada.

Rápidamente, Masaru acercó el pastel para que apagara las velas. Luego de esto,  lo dejo sobre el escritorio y le dio un fuerte abrazo a su hija.
-Felicidades mocosa- Le habló Mitsuki.

-¿Gracias?- Respondió la menor, aún entre los brazos de su padre. Inclusive a su edad, realmente no sabia como actuar en una situación así.

-¿Qué se siente cumplir 18?- Se burlo su madre.

La menor de los Bakugo no alcanzó a responder. -¡Mi bebé está creciendo!- Sollozó el castaño mientras la abrazaba.

-No seas exagerado- Lo regaño la rubia mayor. Tomándolo por los hombros, ambos salieron de la habitación. -Te esperamos abajo- Le habló a la chica mientras cerraba la puerta.

...

Al caer el medio día, su madre le insistió en que se cambiara de ropa, tal parece que tendrían visitas.

Subió nuevamente a su cuarto, sobre su cama la vieja había dejado una bolsa de regalo.
La abrió examinando su interior. -¡¿Enserio?! Vieja loca- Exclamó al ver un vestido en el interior.

A eso de las 13:00 horas, el timbre de su casa sonó. -¡Katsumi! Abre la puerta- Vociferó la mayor desde la cocina.

La recién nombrada bajó las escaleras, caminando a la entrada.

El timbre de la puerta sonó otra vez. -¡¡Katsumi!!- Gritó mas fuerte su madre.

-¡Ya lo oí!- Contestó furiosa mientras abría la puerta.

Se giró para observar al tipo de la puerta.
-¡¿Deku?!-

Izuku estaba bastante nervioso

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Izuku estaba bastante nervioso. La señora Bakugo lo había invitado a su casa, específicamente a almorzar.
Ese sábado seria el cumpleaños de Kacchan. Él lo sabia muy bien, pero no imaginó que la mujer lo llamaría para invitarlo a comer junto a su familia.

Ni siquiera sabia como la mayor había conseguido su número de contacto, aunque analizándolo un poco, era mas que claro que la responsable había sido su madre, ellas eran bastante amigas, aún a pesar de la distancia habían permanecido en contacto.
Algo que a él le habría encantado poder hacer con Kacchan.

Una vez frente a la puerta de los Bakugo, suspiró y secó su mano en la tela del pantalón, los nervios lo hacían sudar bastante.

Tocó el timbre, sujetando el ramo de flores que traía en sus manos. Realmente no sabia que podía regalarle a Kacchan, ella no era muy amiga de esas cosas "femeninas", pero tampoco podía llegar con las manos vacías.
Su madre le recomendó que llevara flores, así que simplemente buscó las más adecuadas, aunque solo fueran para ser cordial, de seguro el lunes en la universidad podría darle algo que realmente le gustara a Kacchan.

Tocó nuevamente al ver que nadie salía, inmediatamente la puerta se abrió.
-¡¿Deku?!-

Nervioso miró a la chica, se veía hermosa como de costumbre.
Al igual que en la universidad, vestía un jeans negro ajustado, aunque en esta ocasión no traía esa enorme chaqueta, lo que permitía apreciar la pálida piel de sus hombros, su prominente busto, delgada cintura y anchas caderas.

Un enorme sonrojo se posiciono en su pecoso rostro, el cuerpo de Kacchan era bastante atractivo. -¡Bu..buenas tardes Kacchan!, ¡Feliz cumpleaños!-
Dirigió su mirada al piso mientras le extendía las flores a la rubia. No pudo evitar sentirse mal por pensar así de su amiga.

La madre de Kacchan se acercó a la puerta a saludarlo. -Hola Izuku, adelante-

-Hola- Respondió seria la chica. Obligada por su madre, tomó las flores.

-Las pondré en agua- Habló Mitsuki tratando de tomar las flores -Katsumi, acompaña a Izuku a la sa...-

-No, yo lo haré- La interrumpió la menor mientras caminaba a la cocina.

En la cocina, Masaru cortaba algunas verduras. -Que lindas flores- le habló a su hija al verla ingresar.- ¿Izuku te las trajo?-

La chica solo asintió poniendo el ramo en un florero y llenándolo con agua.

...

Izuku se sintió mal, tal parece que había incomodado a Kacchan, ella se había vestido con su gran chaqueta y se había mantenido callada durante el almuerzo y el resto de la tarde.

...

-Nos vemos el lunes- Se despidió el pecoso a la hora de irse.

Ella no respondió, solo lo acompañó a la puerta y cerró en silencio.

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